La pandemia echó por tierra la movilización del campo menorquín que había conseguido llegar a la población apenas un par de semanas antes con la tractorada de protesta por toda la Isla el 7 de marzo. Reivindicaban los payeses unos precios dignos de los productos agrarios y un régimen especial para el sector primario de Balears que compense los sobrecostes de la insularidad.
Desde entonces, esas reclamaciones quedaron en el limbo, y aunque el confinamiento y la incidencia en el precio de la carne ha sido notable no ha resultado determinante como para agravar la situación del sector. Falta conocer a medio plazo el resultado del estudio encargado por el Govern a la asesoría agrícola Agroassessor SL, sobre los flujos de los alimentos y la afectación que ha generado la covid-19 en Mallorca, Menorca e Eivissa.