La ruta aérea invernal entre Menorca y Barcelona ha mantenido en los últimos años –ya antes de la irrupción de la pandemia– una tendencia de reducción de oferta de plazas y de incremento de los precios. Lo refleja el estudio sobre la conexión que ha hecho la consultora GPA por encargo del Govern como parte del análisis previo a la solicitud para que la principal conexión aérea menorquina sea declarada de Obligación de Servicio Público (OSP), una propuesta que en los próximos días la Conselleria de Movilidad y Vivienda elevará al Ministerio de Transportes.
El análisis de GPA sobre la evolución de la oferta y de los precios en la ruta aérea con Barcelona toma como referencia el invierno aeronáutico, de finales de octubre a finales de marzo, a caballo entre 2016 y 2017. Entonces operaron aviones de hasta cuatro compañías y Vueling representaba el 67,5 por ciento de la oferta, que se elevaba a 279.162 asientos. Tres inviernos después, a las puertas del inicio de la crisis sanitaria, la competencia se había reducido a la mínima expresión, con Vueling protagonizando el 99,8 por ciento de una oferta que se quedaba en 231.602 asientos, 47.560 menos, un descenso del 17 por ciento.
El abandono de la ruta por parte de compañías como Ryanair y Air Europa está detrás de esa merma de plazas ofertadas ya que Vueling en ese tiempo ha incrementado el número de asientos en los meses de invierno un 22,5 por ciento. El descenso general del número de asientos ofertados se ha reflejado en un estancamiento del tráfico de pasajeros entre los aeropuertos de Menorca y Barcelona, con un descenso del 0,1 por ciento que contrasta con el incremento de pasajeros que ha vivido la ruta en los meses de verano, del doce por ciento en tres años.
Mientras los menorquines encontraban menos alternativas para viajar a Menorca, el precio de los billetes seguía la tendencia opuesta, aumentando año a año, sobre todo desde la ampliación del descuento de residente al 75 por ciento. GPA compara los precios en los meses de invierno de 2016 y 2017 con los del pasado invierno y concluye que el incremento de precios se sitúa en el 14,7 por ciento. Una oferta más reducida para el usuario, con precios más elevados que no se justifican por el incremento de la demanda, que ha permanecido estable y solo en manos de una compañía.
La llegada de la pandemia ha tenido obviamente efectos demoledores en la principal ruta menorquina. En la temporada estival del año 2020 la oferta ha caído a menos de la mitad, un 53 por ciento, en comparación con la temporada aeronáutica del verano de 2019. Se estima que el descenso de oferta en los meses de invierno está siendo muy similar a la de verano.