El PP exige a la presidenta del Consell, Susana Mora, que explique las razones del aplazamiento de la renovación de cargos de la Sindicatura de Greuges y que si estas no son convincentes debe dejar el cargo, puesto que estaría utilizando este organismo como «moneda de cambio para apaciguar agrupaciones locales del PSOE», indica el grupo de la oposición en un comunicado.
La portavoz popular Misericordia Sugrañes opina que «este asunto empieza a tomar aires truculentos y hasta tragicómicos». Argumenta que existía un acuerdo de consenso para designar a Bárbara Coll y Pepa Gil como nuevas integrantes de la Sindicatura. Pero el punto se cayó del orden del día del pleno del 25 de enero, que no se acabó celebrando.
El motivo sería, según informó este diario, la oposición generada dentro del PSOE de Ciutadella por la relación de Coll con el caso del doctor Abellán. El PP sostiene que los socialistas habrían pedido a esta persona escogida inicialmente que renunciara al cargo. «Todo este asunto es rocambolesco y, sin entrar en detalles sobre los motivos reales, es indignante que se juegue con el nombre de las personas de esta manera», afirma Sugrañes. Además, la portavoz popular manifiesta que este proceder «es también una descortesía y una burla hacia todos los grupos políticos que aceptaron a la persona designada por el PSOE», además de «una agravio y una ofensa» hacia Bárbara Coll, «a la que se convenció para ocupar un cargo sin retribución», que conlleva una distinción honorífica.
La portavoz popular cree que Susana Mora «está llegando al límite de la indecencia en sus particulares manejos de las personas», con «una actitud reprobable» puesto que «está haciendo un esperpento de esta joven institución ofendiendo sin motivo a una de las vocales que tenía que estar ya incorporada a su función». Sugrañes expone que «Susana Mora estaría interponiendo las cuitas de partido a su función presidencial y estaría provocando interferencias muy graves en un órgano que merece estar blindado de todas estas miserias y tramas con argumento en venganzas personales. », concluye Sugrañes.