Está prohibido bailar en los conciertos y audiciones que ha programado el Ayuntamiento de Es Mercadal, especialmente, este fin de semana que coincide con el de las fiestas patronales de Sant Martí, cuyos actos tradicionales y otros multitudinarios se han suspendido por la pandemia. La población acumula una incidencia de 1.109 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, la tercera más elevada de la Isla, de ahí las precauciones adoptadas por el Ayuntamiento.
En previsión de que se pueda producir alguna aglomeración el alcalde, Francesc Ametller, pidió al capitán de la Guardia Civil, Carlos Ferrari, en la junta de seguridad celebrada el miércoles, que al menos una pareja de agentes patrulle por el pueblo el viernes y el sábado para dar apoyo a la Policía Local que, además, vigilará los espacios en los que pueden producirse botellones. El alcalde también trasladó a la directora insular de la AGE, Isabel López, y al propio mando de la Benemérita que sería muy conveniente recuperar los refuerzos estivales que tiempo atrás llegaban a la Isla para dar cobertura al aumento de la población.
Ametller ha dictado un bando que ha hecho llegar a toda la población en el que recuerda que el botellón está prohibido, igual que beber alcohol en la vía pública. Los bares no pueden tener altavoces con sonido directo a la calle y quedan prohibidas las fiestas que puedan incitar a la bebida.
El bando recomienda a la gente que esté sentada en las terrazas e indica a los bares que no pueden disponer de barra exterior ni expender bebidas alcohólicas a menores de 18 años.
El concierto estelar que será mañana el de Binigaus Band, en el Pla de ses Eres, no tiene autorización para la venta de bebidas, ni tampoco se puede bailar. Los asistentes, con límite de aforo y control a cargo de tres vigilantes de seguridad privada, deberán ocupar sus asientos en todo momento. En el caso de que se produjera alguna situación de descontrol el Ayuntamiento podría suspender cualquier acto. Advierte el alcalde en el bando que el incumplimiento de estas disposiciones serán sancionadas con multas de hasta 6.010 euros. «Buscamos un equilibrio entre economía y salud, por eso hemos mantenido un programa mínimo pero la gente ha de ser responsable», señala el alcalde.