La reapertura del ocio nocturno que incluye en esta ocasión a las discotecas no convence a los empresarios de la noche menorquina que tienen licencia para esta actividad en sus locales. Aunque podrán hacerlo ya a partir del próximo viernes después de 20 meses, la mayoría de los consultados por este diario mantendrán su funcionamiento como bares con terraza pero no rescatarán la actividad discotequera.
Con estas nuevas medidas aprobadas por el Govern la semana pasada, los bares de copas y cafés concierto pueden cerrar a las 4 de la madrugada, aunque no está permitido el baile y hay que permanecer sentados. En las discotecas si podrán levantarse para bailar pero deberán hacerlo con mascarilla, y la hora límite de cierre serán las 5 de la madrugada. Para que se les permita la entrada, además, deberán presentar el certificado covid,
«Estas son medidas para Mallorca o Eivissa, que tienen grandes discotecas, pero no para Menorca», indica Rafael Llabrés, de Iguana, en Es Pla de Ciutadella. «Si aquí limitas al 75 por ciento y además tienes que poner personal para controlar el aforo, el certificado y las normas, no sale a cuenta», añade, considerando que cada noche «cuesta 1.500 euros solo abrir». Juli, del Jazzbah, también de Es Pla, no tiene clara la reapertura inmediata porque «las condiciones son complicadas y hay que tener personal para cumplir con todo y dar servicio a las mesas».
En Maó, Mikel Jorge, del local Akelarre, rechaza abrir como discoteca, al menos hasta navidades, y seguirá funcionando como terraza. «Me parece absurdo, yo no puedo ser policía de nadie y la gente entra en los supermercados o en la restauración y otros lugares sin que les pidan nada». Mikel lamenta la normativa «porque esto es un descontrol y la gente hace lo que quiere».
Miquel Mascaró, de la Cova d'en Xoroi, que permanece abierta hasta final de octubre, también rechaza una reapertura precipitada en estos próximos fines de semana, «hasta que no haya normalidad absoluta de verdad no volveremos a abrir como discoteca; no se puede decir a la gente que vaya con mascarilla a bailar, ni ir detrás de las personas para que se sienten, como policías».