La prohibición del giro a la izquierda en el cruce entre la carretera general y la de Torre-solí, que entró en vigor el jueves, es la solución apta en el momento actual, defiende la consellera de Movilidad, Francesca Gomis, ante algunas críticas de los vecinos de la zona y PIME, que ayer difundió un comunicado al respecto.
«Esta prohibición es ahora la única solución para acabar con la inseguridad de este lugar si no queríamos gastar entre 300.000 y 500.000 euros, además del tiempo en la tramitación de un proyecto con expropiaciones para hacer un tercer carril en el desvío», señala la consellera. Gomis entiende la incomodidad que pueda suponer para algunos vecinos recorrer 4 kilómetros más para el cambio de sentido, «pero había que hacer algo, que no se había hecho hasta ahora, para acabar con el peligro».
Optar por la otra alternativa cuando está a punto de salir la licitación para el proyecto de la reforma de la carretera «no habría valido la pena por la inversión y el tiempo que suponía todo el trámite», señala Gomis.
En cuanto al motivo del cambio en este momento, en pleno febrero, relata que en verano no podía hacerse por la densidad del tráfico y, aunque estaba previsto con la Guardia Civil efectuarlo en octubre, el retraso en la llegada de las señales encargadas ha motivado que no se haya hecho hasta ahora. «No queremos perjudicar ni a los turistas, ni a los residentes, pero había que aplicar una solución después de tiempo calibrando las alternativas, y esta es la única disponible ahora», hasta que se ejecute la remodelación de la carretera general.
En cuanto a los vehículos privados, la consellera explica que, de acuerdo con Astrame, ya utilizan el acceso a través de la carretera de Son Bou. «Hemos hecho pruebas con autocares y todo ha funcionado bien, la Guardia Civil está de acuerdo».
En relación a la prohibición del giro a la izquierda, Pime Menorca indica que es «la evidencia de las deficiencias de la carretera general, que lleva ya siete años sin que se resuelva su precaria situación». Afirman que se habría evitado si se hubiesen cumplido los plazos de la remodelación.Los empresarios exigen el inicio inmediato de las obras pendientes y acabar con la provisionalidad del tramo entre Maó y Alaior, para el que vuelven a pedir su repintado «por una cuestión de tranquilidad y seguridad en la conducción».