La presencia en las aguas interiores del puerto de Maó de colonias de una especie de coral endémico del Mediterráneo, la madrépora mediterránea (Cladocora caespitosa), seriamente amenazado por el incremento de la temperatura del agua por el cambio climático, está poniendo en aprietos al Área de Planificación e Infraestructuras de la Autoridad Portuaria de Balears (APB). Hasta cuatro proyectos que suman cerca de 2,6 millones de euros de inversión se están viendo frenados a la espera de informes favorables para poder reubicar los corales a otros lugares donde no se vean afectados por los planes de reforma y ampliación que el ente portuario tiene en ejecución o en tramitación en la rada mahonesa.
El caso más conocido es el de la construcción de una pasarela para unir el Moll d'en Pons con Cala Corb. Las obras están paralizadas desde el otoño del año 2019 después de que la APB decidiera cambiar el proyecto ya en marcha para cambiar las pasarelas volantes de madera por un muelle de obra, modificación que se inició sin comprobar previamente la existencia de especies sensibles en la zona. La aparición de madrépora mediterránea obligó al ente portuario a llevar a cabo la tramitación para poder translocar (cambiar de ubicación) las colonias de coral que todavía no se habían visto afectadas por los trabajos. El director de Planificación e Infraestructuras de la APB, Antoni Ginard, explica que todavía están pendientes del informe favorable de la Dirección General de Biodiversidad del Gobierno, en valoraciones realizadas en un encuentro con el Cercle d'Economia de Menorca.
En este encuentro desveló que no es el único proyecto –aunque sí el de mayor envergadura– afectado por el descubrimiento de este coral que fue incluido en la lista de especies en peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en el año 2015. El proyecto de ampliación del muelle sur de la Illa del Rei, presupuestado en 159.084 euros y previsto para dar respuesta a las nuevas demandas que se han generado tras el impulso cultural que ha recibido el islote portuario, también se ha topado con tres ejemplares de Cladocora caespitosa. El ente portuario ya ha elaborado un proyecto para la translocación de las mismas y para poder continuar con la tramitación de esta ampliación de 13 metros del muelle de obra, como en el caso de Cala Corb, ya cuenta con el visto bueno de la Dirección General de Costas y falta el de la Dirección General de Biodiversidad.
Otro de los proyectos que se está viendo frenado por la aparición de este coral seriamente amenazado es la reparación del muelle del Fonduco, que se encuentra muy erosionado y para el que la APB ha reservado casi medio millón de euros con el objetivo de elevarlo aproximadamente medio metro y ganar un metro de amplitud. Ginard relata como de nuevo en este caso se ha detectado la presencia de madrépora mediterránea. En estos momentos están trabajando en la elaboración del proyecto para moverlo a otra zona y tendrá que recibir el visto bueno de las autoridades medioambientales del Gobierno.
Por último está el proyecto para ubicar amarres de grandes esloras en Cala Figuera. En este caso, vistos los precedentes, la autoridad portuaria se está curando en salud. Se está licitando el concurso de Autorización de Ocupación Temporal para esloras grandes, pero, como explica el presidente de la APB, Francesc Antich, «antes de sacar el concurso tenemos que analizar si la zona también está afectada (sic.) por el coral. Si no, una vez dada la concesión, sería un desastre».