El grupo Meliá Hotels International presentó este viernes en sociedad el nuevo Villa Le Blanc (antiguo Sol Beach House Menorca), que abrió el 15 de julio tras una inversión de 30 millones de euros para convertirlo en un cinco estrellas gran lujo con altísimos estándares medioambientales, un prototipo del modelo de calidad y sostenibilidad que pretende trasladar ahora al Sol Milanos Pingüinos de Son Bou, para el que más de un lustro después sigue esperando los permisos.
El primer hotel de la Isla miembro del prestigioso sello Leading Hotels of The World «es nuestro buque insignia y esperamos, a ver si nos dan algún día la licencia, que el siguiente sea el Sol Milanos Pingüinos», defendía ayer Gabriel Escarrer, CEO del grupo, durante la presentación del nuevo hotel de la mano de su director general, Óscar Regueiro, y del arquitecto que lo ha diseñado su transformación, Álvaro Sans.
Refuerza esa idea Mark Hoddinott, chief real estate officer de Meliá, quien explica que «esperamos que (el Villa le Blanc) muestre claramente nuestro compromiso de llevar a cabo la transformación de edificios de los años 60 y 70, convertir un modelo caduco en un referente en el Mediterráneo para el turismo familiar de verano. Son los mismo criterios del Villa le Blanc los que queremos aplicar, para un segmento distinto, al Sol Milanos Pingüinos», defiende.
Pendientes de licencia en Alaior
La cadena hotelera tiene prevista una inversión de más de 60 millones de euros para ese proyecto de transformación en Son Bou que en estos momentos está pendiente de que el Ayuntamiento de Alaior revise la corrección de deficiencias para poder obtener la licencia «lo antes posible».
El apunte
«No existe el cliente de lujo, sino las experiencias, y todos las merecemos»
El director general del Villa Le Blanc Gran Meliá, Óscar Regueiro, defendió ayer durante la presentación del renovado establecimiento que su apuesta por la calidad no tiene porqué ser excluyente: «No creemos en el segmento de lujo, no existe el cliente de lujo, sino en las experiencias, y todos nos las merecemos». Aunque con precios a partir de los 800 euros la noche, quieren –también a través de su oferta gastronómica abierta a los que no están alojados–, atraer a público menorquín.