El Nomenclàtor Geogràfic de les Illes Balears permitirá la difusión y actualización de la toponimia balear mediante un protocolo general de actuación que tendrá una vigencia de cuatro años prorrogables entre el Govern balear y los consells insulares, con el objetivo de atender las particularidades de cada isla.
La información de partida del Nomenclàtor Geogràfic ha sido el Mapa Topogràfic de les Illes Balears, elaborado por el Servei d'Informació Territorial de les Illes Balears (Sitibsa), el Nomenclàtor de Toponímia de les Illes Balears y el Nomenclàtor de Toponímia de Menorca.
El Nomenclàtor Toponìmic de les Illes Balears en la última actualización de diciembre de 2017 contempla 50.500 topónimos, de los que 5.475 son de Menorca y están distribuidos entre Alaior (680), Ciutadella (1.330), Es Castell (222), Es Mercadal (959), Es Migjorn Gran (351), Ferreries (394), Maó (1.180) y Sant Lluís (359).
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La Comissió Tecnicolingüística del Departament de Filologia Catalana i Lingüística General de la Universitat de les Illes Balears (UIB) ha elaborado desde 1995 una serie de criterios para la transcripción y normalización toponímica, consciente de la necesidad de sistematizar las grafías de los topónimos de Balears, que fueron aprobados inicialmente por el Pleno de la Secció Filològica de l'Institut d'Estudis Catalans en las sesiones de los días 11 de octubre de 1996, 13 de junio de 1997, 20 de abril de 2001 y, finalmente, el 13 de mayo y 1 de julio de 2016.
Los topónimos se rigen por la normativa general, pero se han tenido en cuenta los casos especiales de formas con mucha tradición escrita, las formas dialectales con una extensión general (que no pueden ser consideradas localismos fonéticos) y los hipocorísticos y motes. Desde el punto de vista fonético, la forma gráfica debe reflejar la pronunciación, salvo fenómenos de carácter muy local o popular y de casos que entrarían en contradicción con topónimos similares.
Dos ejemplos menorquines de la adecuación del topónimo a la forma viva son Sobrevell (no S'Alberg Vell) y Ses Truqueries (no Ses Tres Alqueries). Además, también se tuvo en cuenta la neutralización de la [o] átona: Es Boscarró (no Es Buscarró) y Sa Colàrsega (no Sa Culàrsega).
Durante estos años se han normalizado diferentes topónimos menorquines, no exentos de polémica al considerarse que se perdían les particularidades propias de la Isla o por otras cuestiones más bien sentimentales: Maó por Mahó, Llucmaçanes por Llumesanas, Alcalfar por Alcaufar, Binibèquer por Binibeca, Binissafúller por Binisafua, S'Ullastrar por S'Uestrà, Binixíquer por Binixica, Calescoves por Cales Coves, o Calesfonts por Cales Fonts, entre otros muchos.
A. MarchQuienes deberían callarse sois tú y todos los catalibanes extremistas, que no sabéis nada y os creéis en posesión de la verdad absoluta en este y otros temas ideológicos y os ponéis de rodillas ante lo que diga cualquier filólogo de los vuestros, como si se tratase de los nuevos oráculos de Delfos. Lo que parece que en vuestra cortedad intelectual no sois capaces de asimilar ni aceptar, es que los topónimos, igual que los apellidos (como ya he repetido aquí muchas veces), no se rigen en ningún caso por normas lingüísticas, sino por cuestiones culturales, tradicionales e históricas de cada lugar concreto. A ver si dejáis ya de insistir con el mantra falso de la dichosa filología, que aquí en este caso del nombre HISTÓRICO de la ciudad de MAHÓN, nada tiene que decir ni opinar, porque su opinión y criterio no nos interesan lo más mínimo a los mahoneses. Ala idó, ja hi pots tornar amb ses teves bejenades catalanistes.