El cierre preventivo del Área de Gestión de Residuos de Milà va a obligar a almacenar la llamada fracción resto, la basura del contenedor verde, en el exterior del recinto hasta que no exista la más absoluta seguridad de que las 87 toneladas del molino número 4 del parque eólico no se van a derrumbar sobre las instalaciones. Son medidas de urgencia que está tomando contrarreloj el Consorci de Residus i Energia ante el riesgo creciente de que el aerogenerador se venga abajo por la grave fisura que sufre en su pie, a unos nueve metros del suelo.
El presidente del Consorci y conseller de Medio Ambiente, Josep Juaneda, explicó ayer que por el momento se ha tomado la «opción más viable, asegurar la estructura» para una vez desaparezca el riesgo de derrumbe, llevar a cabo los trabajos para desmontar la estructura, mucho más complejos. Juaneda, que ayer mismo se ponía en contacto con tres empresas que pueden llevar a cabo las labores para asegurar la torre, dejaba claro no obstante, que tampoco esta labor será inmediata, porque también requiere de maquinaria y personal especializado del que no se dispone en la Isla.
Ello significa que por el momento no hay fecha para que se restituya el normal funcionamiento del área de gestión de residuos, que ayer tenía cerrado el acceso. Los camiones de la basura sí que pueden entrar para depositar al aire libre y de forma temporal los residuos de la fracción resto sobre Milà I, la superficie ya restituida del viejo vertedero clausurado en la que se proyecta la instalación de un parque fotovoltaico. Desde el Consell explican que el cierre de Milà no tiene consecuencias para la ciudadanía y que se están poniendo todos los medios para que se restituya la normalidad lo antes posible.