La sarna, una enfermedad de la piel causada por un parásito, aumentó tras el confinamiento de la pandemia por el contacto social y su erradicación está siendo complicada especialmente entre los niños. Después de los brotes que sufrieron en octubre de 2022 las residencias geriátricas de Maó, a finales de ese mismo mes y principios de noviembre el Servei d'Epidemiologia del Govern detectó cuatro casos en una escuela infantil de Ciutadella y unas semanas después, otros cuatro contagios en otra escoleta de Maó.
La dirección de Atención Primaria ha informado sobre la sarna humana y el ácaro que la produce, así como consejos para tratarla, a través de canales como Telegram; advierte de que se transmite de persona a persona a través de las sábanas o la ropa, por lo que se recomienda lavar los tejidos con agua caliente (60 grados), no tener contacto íntimo hasta la cura total y por supuesto seguir el tratamiento indicado por el médico.
Pero deshacerse de la sarna no es tarea fácil, requiere de un seguimiento continuo o de lo contrario el ciclo vuelve a empezar. Las erupciones provocadas por el parásito se encuentran sobre todo entre los dedos y las muñecas, rodiilas, genitales, axilas, antebrazo o vientre.
El instituo Joan Ramis de Maó ha enviado una circular a los padres de alumnos con la información proporcionada por Atención Primaria, en la que alerta del aumento de casos de sarna y aporta el protocolo para erradicar la enfermedad. Insisten en que los alumnos no se intercambien ropa y que los contagiados no lleven manga corta ya que el contacto con las mesas puede transmitir la enfermedad a personas sanas.
El apunte
«Llevamos tres meses, cuando los niños acaban el tratamiento se vuelven a contagiar»
Una madre expresa a «Es Diari» su impotencia para acabar con la sarna en su hogar. «Somos una familia y llevamos luchando tres meses, una vez acabado el tratamiento los niños se contagian otra vez y empezamos de nuevo», lamenta. Hay que hacer muchas lavadoras al día, con agua caliente, lo que encima ha duplicado su factura de luz. Cree que hay contagiados «que no lo admiten y siguen su vida sin consideración» por lo que el contagio continúa. «Si la gente no sigue el tratamiento completo, la crema y lavar todo a 60 grados, es un círculo vicioso», afirma.