Entraron en vigor a comienzos del año, pero aún son pocos los territorios en los que están implementadas. Algunos empezarán a cumplir la normativa en los próximos meses, mientras que otros aún no tienen definido el modelo. Aun así, las zonas de bajas emisiones (ZBE), hasta el año pasado vigentes en ciudades como Madrid y Barcelona, han llegado para quedarse a nivel estatal.
El Gobierno central aprobó a finales de 2022 el Real Decreto que regula las ZBE y que, por tanto, prohíbe la circulación de los vehículos sin etiqueta medioambiental en núcleos urbanos de diversas ciudades españolas. La medida responde a la Ley de Cambio Climático y Transición energética, que se aprobó en 2021 y que obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes y a los de más de 20.000 que superen niveles máximos de contaminación a tener estas áres de circulación restringida para vehículos contaminantes. El resto de localidades pueden hacerlo de forma voluntaria y aquí, en Menorca, el Consell insular ya está manos a la obra para implementar la ZBE.
Así lo anunció este jueves la consellera de Movilidad, Montse Morlà, en la mesa redonda que se celebró en el marco del ciclo de debates «Menorca, 700 kilómetros cuadrados» organizados de manera conjunta entre el Ateneu de Maó y el GOB, con el apoyo de Menorca Preservation, para exponer los límites de la Isla y definir cómo se puede planificar de cara al futuro en materia de movilidad.
A nivel insular, declaró Morlà, «la zona de bajas emisiones sería toda Menorca». Según la normativa, recordó la consellera, los territorios insulares pueden ser susceptibles de convertirse en ZBE. «Estamos creando la comisión insular de zona de bajas emisiones con representantes de todos los municipios de Menorca», dio a conocer Morlà, que añadió que «debemos coordinarnos para hacer de la Isla un espacio en el que haya una movilidad sana, segura y sostenible».
Si bien en Menorca ya se han activado restricciones de circulación en el casco antiguo de Maó, por ejemplo, la declaración de ZBE persigue un triple objetivo, según la consellera. Reducir el uso de vehículos privados, reformar el espacio público para avanzar hacia una movilidad más sostenible y limpia, y mejorar la calidad del aire en los municipios.
De este modo, se aplican restricciones de acceso, circulación y estacionamiento de vehículos contaminantes, es decir, que no disponen de etiqueta ambiental de la DGT. Solamente los vehículos 0 y Eco se librarán de estas prohibiciones, mientras que los vehículos con etiquetas B y C deberán seguir una serie de condiciones si sus titulares quieren evitar ser sancionados.
«El vehículo solar es una idea a poner sobre la mesa»
Aunque parezca algo futurista, ya es una realidad. El vehículo solar funciona con un motor eléctrico que se alimenta a partir de paneles solares ubicados en el chasis. Es totalmente ecológico porque no produce gases contaminantes. «Es una idea a poner sobre la mesa», reconoce Montse Morlà, que defiende el vehículo solar como uno «cien por cien limpio que podría funcionar en la Isla dadas las horas de sol».
El apunte
Áreas con un 70 % de espacio para peatones, ciclistas y patinetes
El plan estratégico de movilidad a nivel insular en el que confía la consellera Montse Morlà establece como objetivo a seguir reordenar los espacios en las ciudades y cambiar el uso del suelo para disponer de más superficie reservada al peatón. No se aleja de lo que se ha implementado en el centro histórico de Maó, con restricciones al acceso de vehículos y cámaras de vigilancia que controlan el sistema vigente en las calles Ses Moreres, Sant Jordi y Bastió.
Morlà defiende, en este sentido, áreas en las que el 70 por ciento del espacio sea para peatones, ciclistas y patinetes; y en las que el resto, tan solo el 30 por ciento, sea para la libre circulación de vehículos. Se trata de una medida que ya está apuntada en las agendas de los ayuntamientos de Granada y Valencia, por ejemplo, que trabajan desde hace años en ampliar el espacio peatonal en detrimento del dedicado a los vehículos.
«Hay que fomentar la movilidad a pie, mediante bicicletas y otros vehículos no contaminantes», subraya la consellera, que también apuesta por el uso del transporte público (de los autobuses) para conseguir que la movilidad en Menorca sea «sana, segura y sostenible». Asimismo, en ese plan estratégico también contempla como meta el dar opciones para desplazarse por la Isla complementarias al transporte público, tales como la movilidad compartida.