«No es recomendable hacer experimentos en un aeropuerto que gestiona cuatro millones de pasajeros al año», argumenta Adolfo Vilafranca, portavoz del PP en el Consell, quien se vio respaldado por el resto de grupos políticos en su rechazo unánime a la torre de control remoto que ha comenzado a instalar AENA en el aeropuerto de Menorca. El acuerdo adoptado en el pleno de ayer incluye instar al citado organismo a la paralización de la puesta en marcha del sistema virtual y, en segundo lugar, a construir con carácter urgente, dadas las deficiencias que presenta la actual, una nueva torre de control física.
Los escollos que han aparecido en la implantación del nuevo sistema y la demora con la que se estaba llevando a cabo han incrementado los recelos y en la misma medida ha aumentado la oposición política, que ayer se mostró extrañamente unánime en varios asuntos.
Cristina Gómez apela a las razones expuestas por los sindicatos y a la ausencia del debido mantenimiento de la torre actual, «el control remoto no satisface las necesidades actuales de la instalación, no se puede poner en marcha la virtual mientras se deja morir la física», aduce en nombre del equipo de gobierno. Recuerda que Unidas Podemos ya lo advirtió en el Parlament balear «recogiendo la opinión de la gente que sabe y conoce el tema». El mismo argumento utiliza Eugenio Ayuso, conseller centrista.
Por su parte, Vilafranca recuerda que la propuesta de AENA es alternativa, o una torre u otra «cuando lo ideal es construir una nueva con todos los avances tecnológicos», señala.
Si no hay manera de inculcar cautela y cerebro desechando la basura virtual, que hagan lo que quieran, pero que los primeros pasajeros sean sus familiares, no los mios.