El ingeniero de caminos, canales y puertos José Antonio Fayas ha alertado este miércoles, durante una comparecencia en el Parlament balear, de la situación hídrica «límite» de la isla de Menorca y ha considerado que «si vienen años más secos, la cosa pintará mal».
«Hoy por hoy estamos en el límite de nuestras posibilidades, pero lo grave no es esto, sino que el propio plan hidrológico advierte que en previsión del cambio climático, los recursos disponibles disminuirán», ha explicado el experto durante la Comisión no permanente de estudio en materia de planificación y gestión de recursos hídricos.
Así, ha insistido en que «el panorama no es optimista desde el punto de vista de cantidad» en Menorca, donde «de cara al año 2030 habrá que hacer disminuciones considerables».
Además, ha recordado que ya «ha habido años de sequía importantes en la isla», refiriéndose especialmente a la que duró cerca de diez años (1985-1995). Por tanto, ha reiterado que «si las lluvias se mantienen como en los últimos años se podrá aguantar», pero si vuelven a darse episodios de sequía «la cosa pintará muy mal».
Durante su intervención, el experto ha expuesto algunos datos basándose en la cantidad de agua de los acuíferos de Menorca, por ejemplo el de Migjorn. Sobre este último, ha afirmado que sus niveles están «más o menos estables», pero en el caso del de Sa Roca sí se observa un descenso y «no se puede decir que esté cuantitativamente bien». Por tanto, ha aconsejado disminuir las extracciones de este acuífero de una forma «inmediata».
Finalizando su intervención, el ingeniero ha enfatizado otro factor que condiciona la disponibilidad de agua en la isla, como es el nivel de nitrato en el producto, subrayando que en algunas aguas de Menorca la cantidad de nitrato es superior a la límite para ser considerada apta para el consumo humano.
Bajo este contexto, Fayas ha puesto sobre la mesa otras recomendaciones para solventar la situación hídrica en la isla, como mejorar las infraestructuras de abastecimiento, reutilizar aguas pluviales, gestionar la demanda, concienciar a la población o poner tarifas que incentiven el ahorro de agua, entre otras.
«El objetivo es conseguir que, sin empeorar los acuíferos, podamos garantizar el abastecimiento, porque que haya fugas tiene una importancia muy relativa desde el punto de vista hídrico», ha concluido.