Las autocaravanas, un fenómeno creciente en el mundo del turismo, no escapan del debate de la masificación. El tema fue puesto sobre la mesa por una asistente al debate del jueves en el Ateneu, el cuarto sobre esta materia del ciclo organizado por el GOB, para tratar en esta ocasión sobre la capacidad de carga de Menorca.
«Cada vez hay más aparcadas por todas partes», expuso en línea con una sensación popular bastante extendida sobre todo en los últimos veranos. Josep Pastrana, conseller de Economía y Territorio, aludió a la oportunidad que brinda la ley Menorca Reserva de Biosfera, en vigor desde hace una semana, «una de las primeras limitaciones de vehículos que tendremos que abordar es a las autocaravanas. Soy totalmente consciente de que no podemos asumir un número infinito de autocaravanas y se tendrá que regular», afirmó.
En Formentera, territorio pionero en este tipo de restricciones, no hay campings y, por tanto, no pueden entrar. Recordó que en Menorca la pernoctación en suelo rústico está prohibida y corresponde al Seprona la sanción, mientras que los responsables en suelo urbano son los ayuntamientos. En una reunión con representantes municipales se puso de manifiesto la normativa vigente.
Zonas de servicio
Los ayuntamientos han trabajado en los últimos años en la habilitación de zonas de servicio para esta pujante modalidad turística. El de Es Mercadal fue el primero en disponer el espacio de los antiguos cuarteles con uso de pernocta y tarifa regulada para el vaciado de aguas sucias y recarga de agua. El mismo servicio se ofrece desde el año pasado en una zona de Punta Prima habilitada por el Ayuntamiento de Sant Lluís con parecidas condiciones y estancia máxima de 72 horas o 48 en los dos meses punta de la temporada.
La acampada está permitida en los dos campings que existen legalizados, en Son Bou y Cala Galdana. Además en el polígono industrial de Ferreries y en el de Ciutadella se ofrece el servicio de vaciado de aguas sucias y de carga de agua.
La gestión de residuos, uno de los aspectos más preocupantes, ha sido tratado también con las asociaciones menorquinas de caravanistas con el ánimo de encauzar la actividad, reducir las molestias y consecuentemente las quejas ciudadanas. Estas han aumentado progresivamente en los últimos años, la asociación de vecinos de Es Grau se lo ha hecho saber al Ayuntamiento ante la prsencia ininterrumpida durante varias semanas de algunas autocaravanas en el aparcamiento a la entrada del núcleo.
Caravanas-vivienda
Miquel Camps, coordinador de Política Territorial del GOB, alertó de la necesidad de discernir entre el turismo de autocaravanas y el uso de estos vehículos como alojamiento por parte de muchos trabajadores de temporada que no hallan vivienda en la Isla. «Hay una doble dimensión del problema», apuntó, «no se puede tratar igual».
La opción de la caravana como casa se ha convertido ya en un fenómeno en ciudades donde el problema de la vivienda es más acuciante. En la periferia de Palma proliferan este tipo de casas con ruedas donde viven trabajadores y ya empiezan a formar barrios. La carestía del parque inmobiliario empuja cada vez más a esta alterantiva.
El apunte
Sin referencias concretas en la Ley, a la espera del reglamento sobre este punto
Ni en el artículo 28, que establece la posibilidad del Consell de limitar «la entrada de todo tipo de vehículos a motor», ni en la disposición transitoria tercera, relacionada con ese artículo sobre la regulación de la afluencia de los vehículos a motor, aparece mención alguna a las autocaravanas, mientras sí se habla de turismos, autos de alquiler, tractores, excavadoras o vehículos de diferentes tipos de transporte de bienes, personas y mercancías. Cualquier alusión concreta a las autocaravanas deberá encomendarse al reglamento que desarrolle después ese artículo y contemple al detalle los requisitos y las condiciones para la entrada a la Isla de todo tipo de vehículos a motor.