En 2021 se matricularon en España 8.575 autocaravanas y campers, una cifra similar a 2020 pero muy superior a las 5.782 de 2017. En Balears fueron 137 el año pasado, según Aseicar, asociación especializada en este tipo de actividad. El nómada de la carreretera es un tipo de turismo que va al alza. Pese a ello, no siempre goza de buena fama entre una parte de aquellas personas que no lo practican. Se percibe como invasivo y, en ocasiones, molesto.
No en vano, en el pleno de octubre del Consell PP y PSOE coincidieron en mostrar poco entusiasmo a la hora de promocionar la presencia de autocaravanas, como propuso Ciudadanos. El equipo de gobierno alegó problemas de movilidad y aparcamientos indiscriminados en espacios sensibles.
Con el objetivo de rebatir esta imagen que considera muy inmerecida y promocionar en la Isla el visitante de autocaravana, una empresa dedicada al alquiler de estos vehículos, Bclean Caravaning Menorca, ha empezado a divulgar una serie de audiovisuales en que se reivindica esta actividad turística. Su responsable, Miriam Torres, explica que «mucha gente se ha quedado con la idea de que son unos hippies, cuando no es así. Son clientes de alto poder adquisitivo y capacidad de gasto». No en vano, alquilar una autocaravana una semana puede llegar a costar 1.800 euros. Torres asegura que además suele ser gente «concienciada, quieren vivir una experiencia más cercana a la naturaleza y por lo tanto la cuidan mejor que nadie, aunque siempre puede haber excepciones».
Juanfran Pérez, propietario de Campervan Menorca, coincide en lo injusto de la mala fama del caravanista y lamenta que se les atribuya la saturación de los parkings o problemas de movilidad en el litoral, «cuando hay muchísimos más turismos de alquiler en las playas y a nadie parece molestarle». Critica que ante esta falsa percepción, generada quizá por ser elementos muy visibles, en puntos de la costa como Cala Pilar o Sant Tomàs las administraciones públicas prohiban pernoctar o estacionar vehículos de grandes dimensiones, «esto no es legal. Veo bien que haya normas de convivivencia, como podría ser no dejar pasar más de tres días en un mismo sitio, pero la simple prohibición no es justa y da mala imagen del destino».
Estas empresas ofrecen a sus clientes prolongadas explicaciones, de hasta una hora y media, y completa documentación sobre qué se debe hacer para cumplir la normativa y preservar el medio ambiente. Miriam Torres comenta que su recomendación es siempre que vayan a las calas por las noches para evitar colapsos, «mayoritariamente son visitantes que cumplen». Cabe recordar, por ejemplo, que durante el día no pueden desplegar mesas y sillas fuera del vehículo.
Torres y Pérez coinciden en que contribuyen a la distorsionada imagen del caravanista aquellos casos de personas que con simples furgonetas u otros vehículos se establecen un tiempo prolongado en las inmediaciones de las playas. «No es lo mismo», comenta Pérez, «yo ni les explico a mis clientes como se pone el toldo del vehículo». Torres reconoce que los prejuicios han generado discusiones entre caravanistas y otras personas, «cuando son familias normales, con hijos, que solo estacionan en un lugar determinado por un tiempo. Se mueven mucho». Para Pérez, la percepción general es muy distinta a la realidad, «no son perroflautas, es un turismo que gasta mucho dinero, que va a los restaurantes. Oponerse es algo antiguo, contraproducente».