«Estoy buscando gente que vaya desde Alaior a Maó a las 6:30 de la mañana, no tengo transporte para ir a trabajar, por favor», o «¿Alguien que tuviera una bicicleta de adulto? Es para mi hermano, que debe ir a trabajar a Sant Lluís y no tiene como ir, es a las 6 de la mañana y no hay bus». Estos son solo dos de los numerosos anuncios que se pueden ver en redes sociales de personas que no disponen de transporte público para llegar a sus puestos de trabajo temprano por la mañana, ya que no hay frecuencias. Desde la línea troncal, la L-1, la primera hora a la que se puede llegar a la estación de Maó desde Ciutadella es a las 7.30, y en sentido a Ponent lo antes que se puede llegar a la Plaça de la Pau son las 7.45 horas.
Si además se necesita hacer una conexión, la situación empeora. Hay empleados de supermercados y almacenes en el polígono de Maó, por ejemplo, que para llegar desde otro municipio deben ir en autobús hasta la estación de la Esplanada y de ahí, tomar otro bus, el del aeropuerto, para bajarse en el polígono. Demasiados enlaces y tiempo perdido. Los horarios del transporte público no cubren una amplia demanda, la de quienes tienen que usarlo para ir a trabajar antes de que las oficinas y otros servicios abran al público. Ese déficit empaña el éxito en el aumento de usuarios gracias a los abonos gratuitos, medida que se inició en septiembre de 2022 y continuará a lo largo de 2023.
Expediciones, las mismas
La gratuidad del transporte público en autobús, como parte del plan de choque de Govern y Consell para combatir el encarecimiento de los carburantes, ha incrementado como nunca antes el número de titulares de abonos. Eso ha llevado a reforzar con más autobuses algunas líneas, pero no se han incrementado frecuencias o número de expediciones.
El motivo para no poder incorporar esta mejora se repite: la caducidad de las concesiones desde 2018, con sus respectivas prórrogas agotadas en 2020. No hay más salidas en las líneas con más demanda porque eso supone una modificación sustancial de las condiciones del servicio, y con las concesiones en precario, no puede hacerse.
«Si en una línea hay cuatro expediciones no se pueden poner cinco, porque implicaría una modificación sustancial de los contratos», confirma el director insular de Transportes, Damià Moll, quien añade que se podían ajustar horarios de salida y llegada, pero se ha de ser muy cuidadoso, «todos están pensados para poder enlazar, y encajan en un concepto general, tocar el horario de una línea tiene un efecto dominó sobre las demás», asegura.
No obstante, el aumento de usuarios ha hecho que lleguen peticiones a la Conselleria de Movilidad «individuales y colectivas, como por parte de asociaciones de vecinos» en las que se transmite ese problema de que los horarios son insuficientes. «Podríamos ajustarlos pero siempre que favorezcan al máximo de gente», afirma el director insular, pero no está todavía esa opción sobre la mesa, se estudiará.
Mientras tanto, y ante el aumento de usuarios gracias a las tarjetas gratuitas, sí se refuerzan con más vehículos las líneas que tienen un mayor aumento de la demanda. En la L-1 de Ciutadella a Maó se incorpora un autobús más, o dos si se necesita, a primera hora de la mañana y al mediodía, de 13,20 a 15,20 horas. También se ha reforzado la L-14, el Bus Exprés sin paradas en pueblos entre Maó y Ciutadella; la L-60, línea urbana de Ciutadella que ha experimentado un notable aumento de demanda por parte de estudiantes, y se refuerza en horas punta, las 7.30 de la mañana y las 14 horas, con dos autobuses. En el resto de líneas se han puesto refuerzos puntuales debido al aumento general de usuarios, se trata de la L-10 de Maó al aeropuerto, que presenta un crecimiento sostenido; y la L-61 de Ciutadella a Cala en Blanes, que ha dado un salto en número de viajeros en proporción a otras líneas de la red.
El apunte
El usuario general es el que más sube entre los 15.000 nuevos abonos
Desde el 1 de septiembre de 2022 hasta hoy se han expedido cerca de 15.000 tarjetas para viajar gratis en autobús, y el mayor aumento se ha dado en la T-General, ya que las T-Jove y T-Més tenían un público más fidelizado, como son jóvenes y personas mayores. La T-Jove, explica el director insular de Transportes, Damià Moll, era la tarjeta que tenía más demanda antes de la gratuidad de los abonos, por el hecho de que sus titulares suelen ser estudiantes, que no disponen aún de vehículos, y se desplazan sobre todo para acudir a sus centros de estudio. La T-Més está destinada a un usuario mayor, jubilados, gente que usualmente realiza desplazamientos cortos como por ejemplo a consultas médicas al hospital. Su número se ha incrementado con la medida del plan de choque pero no tanto como en el caso de la T-General, el nicho de usuarios donde se ha notado un aumento «exponencial» en algunas líneas, señala Moll, esto es, que han pasado de ir semivacías, con tres o cuatro personas en un autobús, a transportar una veintena.
Los titulares de la tarjeta T-General dejan su coche en casa y ajustan sus horarios para probar ir en autobús, una práctica que en Menorca es inusual dada la elevada tasa de vehículos, 8,5 por cada diez habitantes. Este es el perfil que más interesa a Movilidad, ciudadanos que normalmente se trasladan en coche pero que, por motivos de ahorro, prueban ahora el transporte público y cambian hábitos, no solo para desplazarse hasta su centro de trabajo sino también en sus ratos de ocio y durante el fin de semana.