Middelmann es un alemán en España pero un español en Alemania, como apuntan sus memorias «He sido lo que he querido ser», recién publicadas. Ejecutivo del transporte aéreo y el turismo, ya retirado, participó este martes en una charla invitado por el Cercle d'Economia de Menorca para analizar a partir de su bagaje profesional la actual coyuntura de la Isla.
Experiencia
Álvaro Middelmann Blome reside en Mallorca hace más de 35 años y ha sido artífice de la transformación aérea y turística de la isla vecina y también de Menorca puesto que fue, entre otras cosas, director general de Airberlin en España y Portugal, presidente del consejo de administración de Thomas Cook Balearics y vicepresidente de la Mesa del Turismo Nacional, además de presidente de Foment de Turisme de Mallorca.
Contento de estar en Menorca y de reencontrarse con Paco Tutzó, presidente del Cercle, de quien dice sentirse honrado de considerarlo un amigo, lo primero que destaca de la Isla son los buenos recuerdos que tiene de estancias que ha disfrutado aquí con su mujer y que «Menorca te permite recordar como era Mallorca, más allá de las peculiaridades de la isla en sí».
¿Qué características específicas tiene Menorca para un alemán o centroeuropeo?
—Hay un elemento fundamental que es la naturaleza, que juega un papel primordial en el destino Menorca y también el compromiso de la gente de aquí con la naturaleza; me preocupa un poco últimamente que parece que la izquierda urbanita se esté olvidando del campo, en Menorca también, y están cerrando ganaderías, que es lamentable.
¿Y qué otros atractivos destacaría de la Isla?
—También el Camí de Cavalls, un atractivo fantástico para senderistas y ciclistas. O la gastronomía, liderada por la langosta, aunque creo que se ha puesto a unos precios... También las ciudades como Ciutadella, que es mi favorita –y espero que los mahoneses no se enfaden–, y Maó, que es muy bonita también, con su puerto natural, absolutamente singular y la Illa del Rei... con sus monumentos, sus atractivos culturales. Hay unos vestigios maravillosos de la época inglesa. Y también de la época talayótica, los talayots...
Me hace mucha gracia también reconocer cuando alguien es de Menorca, cuando habla menorquín; me gusta esa diferenciación que hay entre las islas, y que se mantenga. Yo soy defensor del mallorquín, no del catalán.
Cuando alguien me dice que los baleares son muy especiales, yo les digo: primero, son islas, y eso ya es mucho y segundo ¡Por aquí ha pasado todo el mundo!
¿Cómo esta hoy la conectividad aérea en Menorca?
—Creo que no está tan mal pero en el caso de Menorca hay un factor contundente que es la estacionalidad y sobre todo si la estructura de alojamiento no está dispuesta a jugar, pues es muy difícil que el tema progrese.
Si ahora el inicio de la temporada se ha adelantado a abril, es un fenómeno positivo pero la estacionalidad es muy grande aquí. El tráfico local es el que es, los oriundos de Menorca no son muchos y cuando llega el invierno tampoco pueden hacer muchas cosas.
¿Se debería apoyar más la conectividad en invierno, desde lo público?
—El sistema de ayudas es manifiestamente mejorable. Yo además soy contrario al sistema de descuentos (el 75 por ciento para residentes) porque lo que hacen es encarecer los vuelos, así de claro. Se ha querido paliar con estos acuerdos de la Obligación de servicio público (OSP) pero el tema tampoco es ese, porque eso desincentiva a otros a entrar. Si hay alguien que tiene una especie de monopolio pues... no se puede luchar contra un monopolio.
Además de un enlace con París o Londres, podría funcionar un vuelo con Alemania, en invierno.
—Hay una clientela muy importante alemana, porque los atractivos de Menorca les son muy interesantes y adecuados, hablamos de ciclismo, senderismo, la equitación... En Alemania la raza menorquina es muy apreciada. Se puede mejorar la promoción.
¿Cómo mejoraría la promoción?
—Más allá de gastarse el dinero en ferias, hay que ir al público emisor, hay que patearse los turoperadores, las compañías aéreas, las instituciones, como se hizo con la Fundació Palma 365 con Mateu Isern (exalcalde de Palma). Él iba allí como alcalde de Palma y aquí se podría hacer con el presidente del Consell, una persona políticamente relevante pero como hacía Isern, hacía la introducción y luego dejaba a los profesionales hablar. No era un acto político, era promoción real. Eso hay que planteárselo porque creo que el dineral que se está dilapidando en las ferias no tiene ningún sentido. Personalmente creo que tiene un valor muy relativo. No hay una relación adecuada entre coste y beneficio. Pues a partir de ahí, lo que decíamos antes, ayudar a determinadas operaciones, dentro de las reglas que marca la Unión Europea.
¿Son sostenibles económicamente las compañías low cost, con el precio del combustible y otros factores?
—Absolutamente. Y pongo el ejemplo de Ryanair, con una capacidad de gestión impresionante. Capaz de mover 500 aviones con un índice de puntualidad de más del 90 por ciento; tiene que estar perfectamente organizada y las últimas cifras son clarísimas: 1.400 millones de beneficios.
¿Cuál es la estrategia de Ryanair?
—Es muy clara. Unidad de flota, un tipo de avión e irlo sustituyendo cada doce años. Han anunciado la compra de 300 aviones, pagando mucho menos que el precio del catálogo y los venden cuando tienen 12 años en buenas condiciones. Y una disciplina absoluta y lo de que pagan mal a los empleados, ya no es verdad. Y como pasajero pues si quieres beber o comer algo pues lo pagas en el avión o te lo traes de casa. Y este ejemplo lo están copiando otros como Easyjet y Wizz Air, que no conozco tanto.
¿Cómo ve el sector en Balears y Menorca en concreto?
—Creo que hay que estar más abierto, fomentar la competencia, ayudando donde haya que ayudar, pero no limitándola, que es adonde se va, lamentablemente. Una noticia negativa para las Islas, desde el punto de vista de los precios y las frecuencias, que creo que al final no se va a culminar, es la absorción por parte de IAG (matriz de Iberia) de Air Europa.
Tampoco se ha desarrollado bien la conectividad a través de Palma; es una alternativa viable para Menorca, sobre todo en baja temporada, para aquellos que tienen propiedades, que ya los tenéis ahora en Menorca, gente que ha comprado inmuebles.