Los tiempos en los que las casetes de vorera de La Solana eran un espacio privilegiado de veraneo en primera línea de mar, en el marco incomparable del puerto de Maó, han quedado atrás y la zona avanza hacia una nueva configuración, después de años de abandono y degradación, y en medio de la ruina de algunas de las construcciones, cuya concesión finalizó en 2010.
Ahora, Autoridad Portuaria de Balears ha sacado a licitación la demolición de tres de estas edificaciones, con el objetivo de culminar el proceso de reordenación de este espacio, en el marco de un contrato que también incluye el derribo de otros edificios de distintas zonas del puerto, como Cala Figuera, el Fonduco o el Moll de Llevant.
Reversión y cambio de usos
Originalmente, las casetes de vorera de La Solana eran usadas como almacén en régimen de concesión por pescadores y mariscadores, pero con el paso del tiempo se fueron convirtiendo en un lugar de veraneo excepcional, un uso no permitido por la ley, que no prevé que puedan ser usadas como vivienda. Por ello, en 2010, Autoridad Portuaria no prorrogó más las concesiones y fueron revertidas a la Administración. Desde entonces, algunas de estas construcciones se han ido degradando, hasta el punto de que una de ellas, que estaba protegida por su valor patrimonial, se derrumbó de manera repentina después de unas lluvias intensas.
Del total de diez casas en pie que en su momento se recuperaron, ahora APB procederá a demoler tres de ellas, una de las cuales está en un estado ruinoso, a causa de la falta de mantenimiento y de la mala calidad de los materiales. Del resto, cinco tienen un uso relacionado con la actividad marisquera, que es la que está prevista en esta zona del puerto, mediante una autorización de ocupación temporal y mientras se tramita la concesión definitiva.
Las dos edificaciones restantes están protegidas y se deben conservar, aunque también se encuentran en mal estado. El delegado en Menorca de la Autoridad Portuaria de Balears, Vicent Fullana, explica que en estos dos casos se está estudiando cómo proceder y la atención se centra, especialmente, en una de ellas, que por su degradación también podría colapsar. El uso al que se destinarán deberá estar relacionado con la actividad náutica de recreo o con la pesca y el marisqueo, tal como indica la asignación de usos del puerto.
La APB no solo la requisado el Port d Mahón a sus legítimos propietarios, los menorquines, sino que lo gestiona desastrosamente.