El campamento de Biniparratx, con capacidad para 198 usuarios entre tiendas de campaña y dormitorios con literas, necesita acometer unas obras para que sus instalaciones cumplan con la normativa vigente y pueda seguir ofreciendo sus servicios.
Pese a que el recinto cuenta también con una piscina pequeña, es la grande la que requiere una actuación urgente. El principal problema reside en que cuenta con una profundidad máxima de 2,64 metros, cuando la legislación vigente permite hasta un máximo de 1,80 metros. Según el informe redactado por el Consell, esto representa «un peligro para los niños y jóvenes que visitan las instalaciones», ya que llevar a cabo una actuación de rescate a esta profundidad comportaría «un gran riesgo».
Por otro lado, la piscina acusa un serio problema de derroche de agua. Al tratarse de una piscina construida hace muchos años, sus paredes presentan unas fisuras que provocan fugas.
Más problemas
Por si fuera poco, el pavimento que rodea a la misma está anticuado y desnivelado. De esta forma, aparecen salientes que podrían provocar accidentes o daños tanto en los usuarios de las instalaciones como en el propio personal.
Así pues, el Consell saca a licitación un contrato para ejecutar las reformas necesarias. Estas se centrarían básicamente en las cuatro acciones explicadas: reducir la profundidad de la piscina, garantizar su estanquidad evitando fugas de agua, adaptarla a la normativa vigente y proceder a la mejora de todo el pavimento que la rodea.
El apunte
El campamento ya estuvo parado tres años por las obras
Esta no es la primera vez que el campamento de Biniparratx se ve obligado a reformar sus instalaciones. Recientemente sufrió un profundo lavado cara con unas obras que duraron cerca de tres años.
Presupuestadas en un principio en 200.000 euros, el objetivo era adecuar de forma consistente una planta depuradora para el tratamiento de las aguas residuales, un depósito con capacidad para 50 metros cúbicos de agua destinada al consumo humano, reformar el interior de dos baños adaptados y poner en marcha un generador eléctrico de emergencia. Habiendo suspendido todas sus actividades en la primera mitad de 2016, estas no se retomaron hasta julio de 2019 tras una inversión final de 430.000 euros.