Ivan, Lola y Roman son tres de los 12 jóvenes ucranianos que han empezado una nueva vida en Menorca. «Aunque la guerra termine», coinciden, «nos gustaría seguir estudiando en España». Alejados de la barbarie, piensan en su futuro y en iniciar una carrera universitaria en el país que les ha dado cobijo. Barcelona, Valencia o Madrid son algunas de las ciudades que tienen en mente una vez terminen el bachillerato en Menorca.
A Ivan le encanta el mundo de las ciencias, la astronáutica, la aviación y programación; a Lola las relaciones internacionales y a Roman las finanzas y la administración de empresas.
«Pero ya iremos viendo, está siendo muy complicado cursar los estudios en un idioma nuevo, a la vez que nos sacamos el curso que nos corresponde en Ucrania», dicen.
Se han esforzado por aprender español y ahora ya hasta entienden el catalán. Poder comunicarse les ha facilitado el hecho de hacer amigos, tanto en el instituto como en las actividades extraescolares. Aunque Ivan explica que no tiene mucho tiempo porque los estudios que cursa requieren de mucha dedicación, Lola ha podido apuntarse al gimnasio y a tenis. Roman, por su parte, ha pasado de practicar esgrima en Ucrania a jugar voleibol en Es Castell.
Preparan su currículum
Ivan ya tiene 18 años y Lola y Roman van a cumplir 16 en los próximos meses. A pesar de su juventud y de la situación excepcional que están viviendo como consecuencia de una guerra en su país, ya están preparando su currículum para trabajar. Es su ilusión, encontrar un empleo esta temporada para empezar a obtener ingresos y colaborar en la economía familiar.
Hasta entonces, se centran en sacar adelante los exámenes y los estudios con la mirada puesta en el viaje de fin de curso que tienen programado a Asturias.