Un empleado de Correos de la oficina de Ciutadella ha sido suspendido de empleo y sueldo por un periodo de seis meses al haber entregado un paquete a un destinatario que no era el receptor que correspondía.
El trabajador entregó el paquete en un establecimiento muy próximo al que iba dirigido, ambos del sector de la estética, situados en el centro de Ciutadella, porque el otro estaba cerrado. Lo hizo, esgrimen representantes del sindicato UGT, convencido de que el pedido acabaría llegando a su verdadero destinatario, como así sucedió, defiende el sindicato, aunque el receptor lo niega.
Correos recibió la denuncia tanto de la empresa de productos que enviaba el paquete, como de la propia destinataria. La consecuencia ha sido el castigo que la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos le ha impuesto a su trabajador, contemplado en el régimen sancionador, ha precisado la empresa.
El empleado admitió su parte de responsabilidad, aunque se trata de una práctica extendida, explican representantes del sindicato, por la presión que reciben los funcionarios para cumplir con el reparto diario pese al volumen de trabajo que les cuesta asumir.
El cartero, explican, avisó a su superior, le explicó lo sucedido y se ofreció a abonar de su bolsillo el importe total del valor del envío, pero no hubo acuerdo posible, indican los trabajadores de la oficina de Ciutadella en una carta remitida a este diario.
El apunte
«Si no recibió el paquete no lo puede reclamar, solo puede hacerlo quien lo envía»
Los representantes del sindicto UGT señalan que en un caso como este solo puede reclamar el remitente. «el destinatario, si no lo recibió, no lo puede reclamar porque hasta que se entrega es el remitente el dueño del paquete y solo él puede hacer la reclamación».
Los trabajadores, solidarios con su compañero, critican la falta de medios y el alto volumen de trabajo, «sometidos a una incesante presión para las entregas efectivas priorizando grandes clientes como Amazon, Temu o Shein y retrasando el resto de envíos particulares».