El índice de paternidad (IP) que determina la probabilidad de paternidad en base a un cálculo tomado de los resultados genéticos del padre y el supuesto hijo, o de familiares directos, no alcanza el valor mínimo que confirme una relación altamente probable de parentesco en el caso de la mujer malagueña que reclama ser hija del noble ciutadellenc, José María de Olivar Despujol.
El informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Barcelona ha tardado más de un año en trasladar el resultado que arrojó el análisis de los restos exhumados a los padres de ‘Pepe' de Olivar el 17 de febrero de 2023, al Juzgado de Instrucción número 1 de Ciutadella.
El valor numérico alcanzado por las muestras de ADN tomadas a la madre del noble, María del Pilar Despujol y Pou, cotejado con los de quien reclama ser su nieta, es de 2.980. Para establecer una probabilidad casi inequívoca de parentesco ese valor tendría que estar por encima de los 10.000. En todo caso el informe subraya que este IP «no es concluyente debido a que la información genética aportada es insuficiente».
Otro indicativo que contribuye a la falta de concreción de los resultados es que la comparación de las muestras de María del Pilar Despujol, con las del ADN de los dos hermanos de la mujer que dice ser hija de Olivar, es de 0,00048 y 0,002532. Es decir que la de la supuesta hija del noble sí tiene una coincidencia aunque sea menor y alejada del valor necesario, respecto a la que sería su abuela, ya que alcanza el valor numérico de 2.980.
A finales de 2022 fue el juez, Juan Pablo Molina, quien autorizó la exhumación de los padres de José María de Olivar, solicitada por los abogados de la demandante, Fernando y Enrique Osuna. Lo hizo ante el avanzado estado de edad o la negativa de sus hermanos.
Ahora corresponderá a la nueva jueza, María Peinado Montoiro, decidir si acepta la nueva exhumación que pidieron el mes pasado los mismos abogados, en este caso la de otro hermano del noble, también fallecido debido al resultado insatisfactorio de la exhumación realizada a sus padres, y a que los restos del propio noble fueron incinerados tras su muerte hace seis años.
La mujer malagueña, de 74 años de edad, reclama la paternidad como paso previo a pedir la parte de la cuantiosa herencia que le correspondería si llega a demostrar que es su hija, y que fue legada a los sobrinos del noble.