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Los amarres turísticos rozan el lleno este verano en Menorca pese a la bajada de 'superyates'

Los clientes de mayor poder adquisitivo prefieren hacer escala en Mallorca o Eivissa, donde existe una oferta comercial más enfocada al sector del lujo

El 'Wellesley', uno de los yates de mayor eslora que ha podido verse esta semana en Maó. | Gemma Andreu

| Menorca |

El alquiler de amarres de tránsito resiste y es uno de los pocos sectores turísticos que este año no están reduciendo su facturación. Como en las últimas temporadas, el sector roza la plena ocupación, aunque sí que se advierte una bajada en la presión de las reservas, y se ha reducido la llegada de grandes yates.

De esta manera, en general el sector logra esquivar la reducción de la facturación que, según la patronal Pime Menorca, en junio afectó hasta al 40 por ciento de las empresas turísticas de la Isla, y que se suma a la sensación muy extendida de que este año los turistas llegan a la Isla con una menor capacidad de gasto.   

Plena ocupación

El Club Nàutic de Ciutadella gestiona 200 amarres, aunque la mayoría son de base y solo unos 40 se alquilan a embarcaciones de tránsito. El presidente de la entidad, Juanmi Llompart, señala que tienen todos los amarres llenos, por lo que no se pueden quejar de la temporada. «Las reservas van entrando, quizá a un ritmo un poco inferior a otros años, pero a efectos prácticos no lo hemos notado», asegura. Llompart explica que este año están notando una mayor afluencia de embarcaciones de vela, en detrimento de las de motor, aunque no saben «si se trata de una tendencia o es casualidad». La estancia media de los barcos que están de pasada es de dos o tres días, y la rotación es elevada, señala.

En el otro lado de la Isla también se habla de plena ocupación, aunque en este caso aseguran que es el mal tiempo el que está entorpeciendo la temporada. Desde la empresa Nautic Center Menorca, que gestiona más de 600 amarres en el puerto de Maó, Basilio Sastre señala que la ocupación es «prácticamente total», aunque precisa que el ritmo de reservas no es tan intenso como el año pasado. Del total de amarres de la empresa, 200 se destinan al alquiler turístico, a los que se suman otros cien amarres de base que también se alquilan cuando los barcos salen a navegar. «Las reservas van muy bien, pero este año ha hecho mal tiempo y hemos tenido que devolver dinero a bastante gente que finalmente no ha podido venir», lamenta Sastre, quien sí que confirma que los otros negocios de la empresa, como el alquiler de embarcaciones, están notando un parón de la actividad. «Venir a Menorca es muy caro y la estada ha subido mucho, y el turismo que llega tiene muy poco poder económico», agrega.

Desde el Club Marítimo de Mahón también confirman la buena marcha de la temporada. En su caso, gestionan 165 amarres, aunque 140 son de base y tienen una larga lista de espera. «Tenemos mucha demanda para los amarres de tránsito y muchas veces tenemos que decir que no hay disponibilidad», señala Cristina Morales, directora del departamento de amarres. Desde el club mahonés refieren que han tenido una ocupación máxima desde mediados de mayo, y ya lo tienen todo completo hasta mitad de septiembre. Lo mismo ocurre en el Club Nàutic de Fornells, desde donde Franc Llull explica que tienen todos los amarres ocupados. «A lo mejor el nivel de reservas ha bajado un poco, pero nosotros tenemos pocos amarres de tránsito y ni lo notamos», apunta.

Grandes esloras

Pero no todo es plena ocupación en los pantalanes de la Isla, puesto que esta temporada ha descendido la llegada de embarcaciones de gran eslora. Desde Marina Port Mahón, que gestiona 30 amarres para barcos de entre 25 a 60 metros, aseguran que las reservas han bajado un diez por ciento respecto al año pasado. El gerente de la empresa, Daniel López, atribuye este descenso a la falta de una oferta complementaria de lujo en la ciudad, lo que ha provocado que muchos grandes yates, que hasta hace un par de veranos no habían venido nunca a Menorca, no estén repitiendo. Además, en muchas ocasiones estos barcos fondean en la costa, y solo entran en la rada si hace mal tiempo. «En Maó no hay tiendas de lujo, como las que se pueden encontrar en Mallorca, Eivissa o Mónaco, y para pagar un amarre con la oferta complementaria que hay en la ciudad, prefieren quedarse fuera y disfrutar de la costa menorquina», sentencia. La tarifa para un barco de 35 metros de eslora en Maó este año se sitúa en unos 1.400 euros al día.

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