Acaba el mes de agosto y, como por arte de magia, florecen los anuncios de alquiler de viviendas en los portales inmobiliarios, buena parte a precios atractivos dadas las circunstancias. Parecería una buena noticia para los menorquines que buscan con desespero una vivienda, pero hay trampa. La inmensa mayoría de la oferta no está a su alcance porque los propietarios no buscan un inquilino estable, sino alquilarlo solo en los meses de invierno mediante la modalidad de contrato de temporada para, según sospecha el Consell insular, destinarlos al negocio turístico cuando llegue el verano.
No se trata de una práctica a priori ilegal, y es cierto que existe una demanda de trabajadores que tienen que desplazarse a la Isla durante el invierno; sin embargo, un repaso a los principales portales inmobiliarios muestra cómo una gran cantidad de viviendas que se alquilan solo en invierno no tienen licencia turística ni podrían tenerla, dadas sus características o ubicación. También resulta llamativo que, siendo Menorca una isla turística con una gran estacionalidad, nunca aparezcan anuncios que ofrecen alquileres de temporada precisamente cuando más se demandan, en plena temporada.
Es esa tipología de oferta, pisos en el centro de los pueblos que solo se alquilan de septiembre a junio o de octubre a mayo, la que el departamento de Ordenación Turística del Consell está monitorizando, según explicaba ayer la consellera Núria Torrent, quien afirma que este verano ya se han empezado a realizar inspecciones en algunos inmuebles, sin detallar si se han podido incoar expediente a alguna de las casas del listado de unas 60 viviendas que habían localizado el pasado invierno.
El problema de fondo es siempre el mismo, la falta de viviendas accesibles para la población residente. El panorama es desolador en ese sentido. Tomando como ejemplo el portal inmobiliario Idealista, de las 124 referencias de viviendas de alquiler que se anunciaban ayer, la oferta más o menos accesible para todo el año era mínima. Siendo generosos y poniendo un criterio de menos de mil euros, tan solo afloran siete anuncios, apenas un cinco por ciento del total, y como mínimo de 850 euros. La gran mayoría son anuncios para contratos temporales y el resto alquileres turísticos de chalets o viviendas de alto standing que no están al alcance del común de los trabajadores menorquines.
En cambio –y eso es lo que puede generar mayor frustración entre los que buscan vivienda– sí que se pueden encontrar precios razonables –desde 550 euros– en la oferta de contratos para la temporada de invierno. Es una oportunidad de la que sí se pueden beneficiar los docentes que estos días están recibiendo sus destinos laborales, en algunos casos en otras islas. En grupos de Facebook bullían ayer las demandas de profesores que tienen que buscar alojamiento a la carrera.
El Gobierno ya anunció antes del verano que pretendía poner coto a los alquileres de temporada con la aprobación pendiente de un reglamento específico que obligue a los propietarios a demostrar, aportando un contrato laboral, que el alquiler temporal está justificado y que no busca evadir las obligaciones de la Ley de Arrendamientos Urbanos. Posteriormente se pretende poner en marcha un registro en el que deberán estar inscritos todos los inmuebles que llevan a cabo este tipo de contratos. Por el momento, son solo anuncios que no parecen haber tenido efecto sobre el mercado.