La central eléctrica del puerto de Maó ha cerrado el trimestre estival con el menor volumen de producción –plena pandemia al margen– en décadas. Los casi 120.000 megavatios hora (MWh) que han generado sus turbinas y motores entre julio y septiembre suponen un descenso del 16 por ciento respecto al año pasado. Para hacerse una idea del ahorro en generación contaminante que se ha registrado este verano, valga subrayar que los 22.500 MWh que ha dejado de producir equivalen a la actividad de la térmica en un mes entero de invierno.
Ese importante descenso en los niveles de producción se explica básicamente por el despegue que ha vivido de un año a esta parte la generación de renovables. El pasado verano la electricidad que aportaron a la red las instalaciones solares –y los últimos estertores del parque eólico– apenas superó los 3.000 MWh. Este año la producción renovable se ha disparado en el último trimestre hasta los casi 30.000 MWh, reduciendo a cotas históricas los niveles de dependencia de la central de Endesa.
En el periodo analizado, el de mayor demanda del año, la térmica del puerto de Maó ha satisfecho el 71,7 por ciento del consumo insular. Un año antes ese porcentaje era del 83,8 por ciento y hace dos se situaba por encima del 89 por ciento. El verano de 2024 ha dejado además un ligero descenso de la demanda eléctrica y también una llamativa disminución del volumen de energía que llega desde el enlace submarino, que ha pasado de aportar el 14,3 por ciento de la demanda a poco más del diez por ciento.