Fundada en 1981, el grupo Cafrisa lleva más de cuatro décadas de trayectoria empresarial al servicio de la distribución de productos congelados. Un negocio que supo innovar para convertirse en la primera empresa de Menorca en comercializar pescado y marisco bajo cero para el sector de la alimentación, restauración y la hostelería. David Riera Florit lidera desde hace una década la dirección, siguiendo los pasos de su padre Lorenzo, habiendo conseguido dar también el salto fuera de nuestras fronteras, hasta convertirse en un importador que distribuye y compite a nivel nacional. El próximo martes intervendrá como ponente en el Foro Banca March de la Empresa Familiar 2024, que se celebra en la sala multifuncional de Es Mercadal.
¿Cuál es su vínculo como empresa familiar?
—En nuestro caso, verdaderamente no reunimos las características que pueden definirnos como un negocio familiar en el sentido literal, ya que la empresa fue fundada por unos socios, incluido mi padre, aunque él se hizo cargo de la gerencia. Lo que si se produjo fue una sucesión en la dirección, de padre a hijo.
¿Cuál ha sido su trayectoria dentro del grupo?
—Cafrisa ha sido mi vida laboral. A los 15 años ya venía a trabajar durante los meses de verano pero no fue hasta que acabé mis estudios en Administración y Dirección de empresas en el año 2000, cuando me incorporé. Primero repartiendo con furgonetas, luego en el almacén preparando pedidos, control de descargas de mercancía y manipulando alimentos. Posteriormente pasé dos años en administración hasta que en 2005, me incorporé como adjunto a dirección.
De algún modo no había ningún protocolo familiar escrito pero entiendo que su camino de futuro ya estaba dibujado.
—A ver, yo sabía que algún día u otro me tocaría tomar el relevo pero estas cosas no las controlas, porque la vida da muchas vueltas. Sí que es verdad que cuando mi padre Lorenzo cumplió los cincuenta y cinco, ya empezó a comentar que su intención era retirarse a los sesenta años. Aquello fue como un primer aviso que no sabías hasta qué punto lo tenía decidido pero recuerdo que cuando faltaba un año, me confirmó que la cosa iba en serio, de modo que empecé a hacerme a la idea que cada vez quedaba menos.
¿Qué aprendizajes le quedan de haber podido trabajar codo a codo con él?
—Aprendí a ser exigente conmigo mismo. Era una persona muy ordenada e inteligente que me inculcó los valores del esfuerzo y el trabajo. Quería que las cosas estuvieran siempre bien hechas. Siempre me empujaba a aprender y ser autoexigente conmigo mismo, siendo uno más en la empresa y el primero en querer cumplir..
¿Y qué ha sido lo que más le ha marcado todos estos años en solitario al frente del grupo?
—Particularmente la pandemia, como también creo que a la gran mayoría de las empresas. Nos ha supuesto un antes y un después. En mi caso, aquella situación y aquella angustia vivida me abrió los ojos para entender que había que buscar nuevos caminos de negocio a parte de Menorca. Me dio la oportunidad de montar una segunda empresa con el beneplácito de los socios, con la que empezamos a importar pescado congelado y hacernos distribuidores a nivel nacional. Desde 2021 nos hemos convertido en un grupo más grande con un incremento considerable de la facturación y del volumen de toneladas de producto.
Por cierto, dicen que las empresas familiares son más competitivas que las que no lo son. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?
—Le diría que depende. Un familiar no es garantía de mayor productividad o mejor talento que alguien que no lo sea. Creo que lo más importante, en todo caso, es saber crear un buen equipo de personas que respondan y que se impliquen. En nuestro grupo hemos tenido la gran suerte de poder contar con gente muy fiel que ha estado muchos años a nuestro lado. Es un privilegio que hemos tenido, la verdad.
¿Habrá tercera generación en el grupo Cafrisa?
—(Sonríe) No tengo demasiadas perspectivas que haya una sucesión, en mi caso. Tengo dos hijos de 18 y 15 años que todavía son muy jóvenes, pero de momento, parece ser que tienen otras ilusiones e inquietudes profesionales.