En Ciutadella se ha vivido este domingo el acto de homenaje a los menorquines asesinados por el nazismo, que organiza anualmente la CGT, coincidiendo con el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, que se conmemora este mismo día. Al encuentro han asistido casi un centenar de personas, entre las cuales se han visto pocos representantes de los partidos que enarbolan la democracia como bandera. Solo han estado presentes las diputadas autonómicas Cristina Gómez (Podem) y Pilar Carbonero (PSOE). Aun así, la jornada ha congregado en esta ocasión a un mayor número de asistentes, en la plazoleta de la calle Madrid, en el Passeig Marítim.
A pesar del sentido de esta conmemoración, que este año recuerda el 80 aniversario de la liberación de los campos de concentración nazis, «cabe preguntarse si la Humanidad ha aprendido las lecciones del pasado», decía el manifiesto, que ha denunciado cómo se han desvanecido las «buenas intenciones» de la reacción internacional al final de la guerra.
«Somos testigos del enquistamiento de situaciones de injusticia o del estallido de conflictos armados con efectos destructivos sobre la población civil en Gaza, el Líbano, Ucrania, Somalia, Afganistán o Yemen». Por eso, ha señalado «el peligro de los actuales discursos del odio» que se expanden «sin filtro en las redes», los cuales «ponen en riesgo la paz y la permanencia de los derechos conseguidos con la lucha de generaciones» pasadas.
También Memoria de Menorca ha incidido en esta cuestión: «Aquello de recordar para no repetir errores (...) sencillamente no funciona». De hecho, «por muchas leyes y políticas que se han desplegado (...) los negacionistas y los neonazis han seguido existiendo». Pese a todo, la ética sigue exigiendo no omitir el «genocidio televisado, incluso normalizado; se ha normalizado el horror más terrible imaginable». Por eso, ha concluido que «la memoria de nuestros luchadores contra el nazismo y la barbarie debe servirnos para condenar, una vez más, los crímenes contra la humanidad perpetrados en Palestina».
HöllerLa seva ignorància és espantosa. El primer govern comunista de la història, amb Lenin al capdavant (el cop d'estat del qual no va anar contra el ja enderrocat Tsar, sinó contra el socialdemòcrata Kerensky), va esclafar immediatament el menor indici de pluralitat i la més lleu dissidència, empresonant i assassinant en massa a centristes, socialdemòcrates, socialistes revolucionaris (els anomenats eseristes), anarquistes... i a tot aquell que s'atrevís a opinar de política i no fos un comunista esbirro del tirà Lenin. S'ho faci mirar perquè més de cent milions d'assassinats pel comunisme només dins el segle XX i el sistema de camps de concentració més gran del mon, el Gulag, on milions i milions de persones van ser esclavitzades, torturades, infraalimentades i assassinades no és per fer apologia del comunisme, la praxis criminal i genocida que ha existit mai.