Menorca es la isla de Balears a la que el turismo llegó más tarde y la que mejor ha sabido preservar su territorio y su carácter. Esta autenticidad la ha situado, desde hace algunos años, en el punto de mira de un turismo con alto poder adquisitivo, que busca experiencias exclusivas en entornos naturales y culturales genuinos.
Esto se refleja, por ejemplo, en el aumento de la llegada de jets privados al Aeropuerto de Menorca, un fenómeno que se disparó tras la pandemia y que lo ha convertido en uno de los aeródromos del Estado con mayor tráfico de este tipo de vuelos durante la temporada turística. En estos momentos, operan en el aeropuerto hasta tres empresas especializadas en servicios de handling para la aviación privada, cuando hace unos años solo había una.
Desde estas empresas confirman el aumento de la llegada de aviones privados a Menorca, aunque su número se ha estabilizado desde el boom pospandemia. Sin embargo, se está registrando un cambio en la tipología de las aeronaves que aterrizan en la Isla, que ha evolucionado hacia modelos de mayor envergadura y alcance, reflejando la llegada de nuevas nacionalidades, como los estadounidenses.
Precisamente, Menorca ha formado parte recientemente de la acción promocional que el Govern ha llevado a cabo en Florida (Estados Unidos), enfocada en atraer turismo de lujo. En esta iniciativa, la isla se ha diferenciado con una propuesta centrada en el arte, destacando la existencia de más de treinta galerías abiertas, con Hauser & Wirth a la cabeza. Para atender a este tipo de turistas, el Aeropuerto de Menorca tiene prevista la ampliación de la zona de estacionamiento de jets, aunque las obras van con retraso.
«Huyen de la masificación»
Las empresas que trabajan con este tipo de turismo consideran que el aumento de vuelos privados en Menorca se debe a que este perfil de visitante está huyendo de los destinos masificados, y ha encontrado en la Isla una tranquilidad que ya no existe en otros lugares. «El crecimiento se está dando porque las otras islas están abarrotadas, y buscan más exclusividad y tranquilidad, huyendo del agobio y la masificación. Y Menorca cumple con eso, porque tanto Palma como Eivissa están al límite», afirma Alberto Orusco, jefe de escala de Universal Aviation, una de las empresas que prestan el servicio de handling a los aviones privados en Menorca, y que se encarga de todas sus solicitudes: desde el transporte y el alojamiento hasta las comidas. En estos momentos, ya hay incluso aviones que estacionan en la Isla después de descargar a sus ocupantes en Eivissa.
Orusco asegura que «la cultura de este tipo de visitante está cambiando, porque ahora ya no se interesan tanto por los destinos donde poder ir de fiesta, y buscan lugares más sosegados». «Aquí vienen a pasar unos días tranquilos, y algunos ya han adquirido casas en la Isla», añade. Además, en Menorca pasan desapercibidos y encuentran más privacidad.
Sobre el perfil de los turistas que llegan a Menorca en avión privado, Orusco explica que se ha notado mucho la irrupción del turismo francés, así como el aumento de la presencia de jets más grandes, que llegan desde América o Australia. También son habituales los vuelos procedentes de los países árabes. Por todo ello, Orusco no duda en afirmar que Menorca «se está convirtiendo en un destino de lujo».
Es muy bonito hablar de "exclusividad" y "tranquilidad", pero ¿de dónde sale el dinero de muchos de estos jets privados? ¿Quién fiscaliza realmente a estos ultrarricos que se mueven en una economía paralela, opaca y muchas veces imposible de rastrear? La llegada masiva de estos vuelos no solo contamina, sino que también alimenta una economía circular entre millonarios: compran propiedades entre ellos, se alojan en hoteles de lujo propiedad de conocidos, externalizan servicios... todo dentro de un gueto dorado que escapa al control fiscal que sí sufrimos los ciudadanos normales. Esta burbuja de turismo de élite no deja riqueza para la gente local, sino que especula con el territorio, sube los precios, expulsa a los residentes y convierte la isla en una postal solo para unos pocos. Hacienda debería estar mucho más atenta a este engranaje que, por muy legal que parezca, funciona con la misma lógica que los paraísos fiscales: se lava, se esconde y se reinvierte entre iguales. ¿De verdad esto es el modelo que queremos para Menorca?