Las bodegas Torralba, en sus dos años de presencia en el sector vitivinícola de Menorca, ha logrado siete medallas de oro en certámenes internacionales de prestigio, lo que demuestra, según su director general, Alejandro Feu Puig, que «los vinos de Menorca pueden ser grandes vinos y tienen proyección internacional, pueden hablar de tú a tú con cualquier vino blanco de la península, Francia o Italia», afirma. Alejandro Feu dio a conocer recientemente en una de las tertulias del Ateneu de Maó cómo ha evolucionado la finca, situada muy cerca de la playa de Macarella, y que pasó cuarenta años en el abandono.
Torralba tiene 200 hectáreas y el 10 por ciento de esa tierra, veinte hectáreas, se dedica al cultivo de la vid, un viñedo en vaso y en secano, sin riego.
En la veintena de hectáreas de viñedo se ha plantado uva blanca de las variedades garnacha y malvasía y uva negra monastrell, garnacha y cabernet.
La vendimia se avanza cada año un poco más, debido al cambio climático, apunta Feu, lo que hace que los trabajos comiencen hacia el mes de agosto y se extiendan todo septiembre, con la última tanda de recolección siempre dedicada a la cosecha de uvas cabernet.
El proyecto de Torralba, explica Alejandro Feu, ha buscado «reinterpretar» la finca, cultivar la tierra desde un punto de vista «holístico y bajo el concepto de dejar que la naturaleza tome forma». Sus vinos son mediterráneos, «expresivos».
Torralba Menorca comercializa los vinos Alba Rosé, Alba Negra y Alba Blanca bajo la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Vi de la Terra Illa de Menorca.
El viñedo, que se incorporó a la producción local en 2023, comenzó sin embargo mucho antes, en 2016, con la recuperación de las tierras de Torralba, «un paisaje de viña, con el mar al fondo y muy protegido por el bosque natural del viento y la sal», señala el directivo de la bodega.
Sobre los galardones obtenidos, algunos en concursos tan prestigiosos como las Vinalies en Francia, Feu afirma que «estamos orgullosos porque es el reconocimiento de personas profesionales, que hacen catas a ciegas y valoran los vinos de manera independiente y dan sus puntuaciones». Un reconocimiento que extiende a todos los productores, «se están haciendo grandes vinos en la Isla y creemos que juntos podemos poner Menorca en el mapa del mundo vinícola».