El obispo de Menorca, Gerard Villalonga Hellín, califica el fallecimiento del Papa Francisco como la «muerte de un padre de familia, un momento duro y difícil, que concita numerosos sentimientos, pero en este Año Jubilar de la Esperanza hay que subrayar la centralidad de esta virtud de la vida cristiana».
¿Cómo vive el fallecimiento del Papa Bergoglio?
—Tras un primer momento de desconcierto pasé al tiempo de oración por el eterno descanso del Papa Francisco. Después redacté el comunicado que se difundió en la rueda de prensa que celebramos al mediodía del lunes y contesté a las muchas muestras de condolencia que fui recibiendo durante la jornada.
¿Cómo afronta la Diócesis la sede vacante en el Papado?
—Nos hemos unido a la Iglesia Universal. Los primeros nueve días mediante oraciones y celebraciones por el eterno descanso del pontífice difunto. Después del funeral en el Vaticano se oficiará el funeral diocesano. Y a partir de este momento, dirigiremos nuestras oraciones por los cardenales y el cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco en la sede de San Pedro.
¿Cuántos encuentros mantuvo con el papa fallecido?
—Tuve la oportunidad de celebrar cuatro encuentros personales en el Vaticano tras ser nombrado obispo de Menorca.
¿Cuáles fueron sus impresiones de estas conversaciones?
—Me impresionó mucho su cercanía y el afecto que expresó en la audiencia que nos concedió a los nuevos obispos ordenados durante el último año, que tuvo lugar en septiembre de 2023.
¿Tenía el Papa Francisco alguna referencia o conocimiento sobre Menorca?
—En aquella ocasión habló conmigo, como si me conociera de toda la vida. Puso de manifiesto que los nombramientos de obispos no son un puro trámite, sino que estudiaba a fondo los expedientes que le remite la Congregación de los Obispos y que el decidía personalmente. Me animó a seguir adelante en mi ministerio pastoral y también me pidió que saludara a todos los diocesanos de Menorca.
¿Cuál es su valoración del pontificado y las aportaciones del Papa Francisco?
—Mi valoración es altamente positiva, porque «el Papa que vino del fin del mundo», como ha sido definido en referencia a que llegó a la Santa Sede procedente de Argentina, ha continuado y seguido impulsando la aplicación del Concilio Vaticano II. Especialmente en todas las cuestiones que hacen referencia a la eclesiología de comunión, lo que se ha concretado en el ejercicio de la sinodalidad. Por ello ha fomentado la corresponsabilidad y la participación de todos los cristianos, de manera que nos centremos en la misión evangelizadora de la Iglesia en el mundo actual más que en las estructuras.
¿Cómo define la Iglesia del Papa Francisco?
—Una Iglesia renovada que vive plenamente encarna el Evangelio de Jesús que quiere transmitir, y de forma paralela a la misión evangelizadora, este Papa ha trabajado mucho a favor de la paz, del cuidado de la casa común y se ha hecho muy cercano a los pobres y a los excluidos.
¿Ha sido un Papa reformista?
—Sí. En muchas ocasiones dijo que la doctrina no ha cambiado, pero modificó muchas estructuras para que la Iglesia difunda con mayor transparencia y credibilidad el mensaje de Jesús.
¿El próximo papa continuará la línea de Francisco?
—En la Iglesia no hay rupturas. Benedicto XVI hablaba de la hermenéutica de la continuidad. Por lo tanto, seguiremos avanzando a partir de donde estamos. No olvidemos que la evangelización es la gran misión de la Iglesia.
¿El cónclave se celebrará y resolverá con rapidez?
—Así lo espero, porque las reuniones de los cardenales que empezaron ayer con las congregaciones generales facilitarán el diálogo entre ellos y con la luz del Espíritu Santo escogerán al sucesor de Pedro que mejor pueda responder a los retos de la Iglesia en nuestro tiempo. Todos los purpurados afrontan una altísima responsabilidad en estos momentos decisivos. Por eso necesitan nuestras oraciones.
Sinodalidad, Año Jubilar, fallecimiento del Papa Francisco. ¿Cómo afronta la Iglesia todos estos retos del 2025?
—Estamos celebrando el Jubileo de la Esperanza, un gran acontecimiento para toda la Iglesia. Y San Pablo nos dice que la esperanza no defrauda. Por lo tanto, plenamente confiados y fuertemente anclados en Jesucristo, no tememos las dificultades, sino que confiamos en la ayuda de Dios para seguir navegando en el mar de la historia del siglo XXI. Con el nuevo Papa daremos sentido evangélico y continuidad a la peregrinación de la Humanidad
Yo soy pagano así que lo que decidan esos señores desde sus poltrona me la repanpinfla. Conozco algun buen católico de buena voluntad y les deseo que esta vez encuentren un Papa que sea catolico y que crea en Dios. En cuanto al obispo Villalonga, que en su juventud estuvo cercano a FN, recriminar que apoyará con su silencio y sumisión la profanación del Valle de los Caídos y de la monstruosidad que quieren hacer en ese sagrado lugar. Vergüenza debería darle.