Las empresas constructoras de Menorca se resignan a tener que paralizar muchos de los proyectos a petición de las administraciones que contratan las obras, aunque advierten de que, en muchos casos, esto retrasa los trabajos y pone en peligro el cumplimiento de los plazos, especialmente en los proyectos que cuentan con financiación procedente de fondos europeos, como el de la urbanización de Punta Grossa, en Es Mercadal.
«Según el programa al que esté asignada, una obra puede tener un plazo u otro, pero prácticamente todos los proyectos que cuentan con fondos europeos deben estar ejecutados antes del 30 de junio de 2026, y creemos que muchas obras quedarán sin poder ejecutarse por haberse licitado tan tarde», señala Sandra Verger, gerente de la Asociación de Constructores de Balears, quien asegura que «Bruselas no parece estar por la labor de ampliar los plazos».
Verger también explica que muchas constructoras aprovechan los meses de verano para dar vacaciones a sus empleados, y lamenta que cada vez resulta más complicado ejecutar trabajos en los meses centrales del verano debido al calor, que es cada vez más sofocante. Por todo ello, pide que los proyectos no se liciten con plazos tan ajustados.
Planificación
Para adaptarse a las restricciones de las ordenanzas y a las órdenes de paralización de los proyectos, desde la constructora Juan Mora explican que los trabajos se planifican de forma que los proyectos en suelo rústico o en los polígonos, donde las limitaciones de ruido no son tan estrictas, puedan ejecutarse en verano, aunque no siempre resulta fácil ajustar la planificación.
Si entendiéramos en qué consisten, y qué consecuencias tienen, a corto y largo plazo, esos malditos "fondos": no querríamos ver ni un euro.