Un mal crónico. Pero con matices. La dificultad para encontrar personal cualificado de cara al periodo estival se ha convertido en un problema inherente al inicio para el tejido empresarial insular, tendencia que no es novedosa y sí imperante en los últimos lustros. El matiz es que la corriente no es tan pronunciada como en años anteriores, puesto que los negocios se adaptan y, de un modo u otro, acreditan suficiente capacidad para reclutar personal y poder sacar adelante la temporada. Pero la coyuntura anda lejos de ser idílica.
Así lo admiten desde diversos frentes locales cuya proporción de trabajo y facturación se incrementa de modo exponencial en los meses de verano, y a partir de eso, su necesidad de incorporar más mano de obra.
Son numerosos los casos en que se reconoce que se termina completando –o casi– la plantilla para afrontar ese exigente periodo veraniego, pero de un modo, dígase, circunstancial. Se echa en falta, dicen, mano de obra especializada y cualificada, mayor motivación, sobre todo entre la franja que comprende a los menores de 30 años, y también más compromiso y fidelización.
Genera cierto contraste que las cifras del paro, del mes de junio, y divulgadas este miércoles, mantengan a 1.484 personas en situación de desempleo, con un descenso del 4,5 por ciento respecto a hace un año. Las empresas –no todas– no encuentran el perfil de trabajador deseado, pero eso parece carecer de reflejo en la cuota de desempleo. El volumen de contratos fue casi idéntico a 2024.
Críticos
Especialmente críticos en ese orden se muestran, por ejemplo, desde un par de firmas cuyo volumen de tarea no admite cuestión, más si cabe en esta etapa del año, como son Mascaró Morera SL y Distribuciones Goñalons SL.
Lluís Moll, gerente de Mascaró Morera, cuya empresa en verano prácticamente dobla su labor, admite que necesitaría ahora mismo contar con «cuatro o cinco personas más», y esgrime la falta de motivación de la gente, «que cobra lo mismo por trabajar que por no hacerlo, dentro de esta cultura de vagos subvencionados que se ha creado» como causa principal de esa merma. «Los que trabajan, que parecemos los tontos, deberían ganar más», abunda Moll, que responsabiliza de todo ello «a la Administración».
Por su parte, desde Distribuciones Goñalons, en voz de Jaume, se hace hincapié en que Menorca, «en lo referente al tema del personal, siempre está mal». «No hay personal cualificado; en verano incorporamos más gente, pero no das con lo que necesitas, el trabajo sale porque hacemos que salga adelante, pero la gente de hoy no quiere trabajar», repasa. Y señala de modo directo a la juventud, «que no es como la de antes, ni tiene formación, ni tiene nada». Jaume dice no hablar en exclusiva de su gremio; «hoteles, restaurantes... Todos los sectores están igual, y si encima quieren quitar horas... Al final nadie trabajará».
Una lectura contundente, en parte compartida, por ejemplo, por una firma de Alaior dedicada a la distribución de repostería, en lo que refiere a la falta de mano de obra cualificada. Y añaden la ausencia de «fidelización, de compromiso» del trabajador con la empresa como otro problema.
De modo más tibio se manifiestan, por su parte, desde Karta y Memosa, empresa radicada en Ciutadella dedicada a la distribución de alimentos frescos y congelados. «Hay poca oferta en el mercado, es cierto, pero de ‘aquella’ manera, acabas completando la plantilla», admite su gerente Joan Moll. En esencia, y salvo un par de cambios, se mantiene el bloque de trabajadores del año pasado y la «tarea sale».
Pero el escenario no es el mejor y es paradigmático al respecto que uno de sus mayores camiones no opera «por falta de chófer». «Y llevamos así dos años; de encontrar un conductor, tendríamos un camión más en marcha», sentencia Moll.
Pero no todo son quejas. Así, en una situacón inversa se sitúa el distribuidor de bebidas Bagur Coll, también de Ciutadella, donde además no tienen reparo en reconocer que pierden «algo de dinero» ofreciendo unas condiciones contractuales a sus empleados por las que prolongan el acuerdo hasta los nueve meses anuales en lugar de solo para verano.
Los responsables de dicho negocio consideran productivo asumir ese peaje a cambio de tener «más contentos a los trabajadores». «Y llevamos años con esta fórmula». En cuanto al capítulo de incorporaciones, «en verano vienen dos o tres chicos, hijos de gente de aquí, gente de confianza», explican. En suma, en Bagur Coll dicen «no tener» problema con el tema del personal.
Por último, desde Comercial Catchot, del gremio de distribución de alimentos para el sector hotelero y alojada en Maó, se sitúan dentro de esa corriente. «Estamos contentos» con el equipo reunido, que «crece» en verano, y en el que «muchos trabajadores» repiten de temporadas previas, detallan. Y no ha habido dificultades «para confeccionarlo», sentencian, a diferencia de otros muchos negocios locales donde sí presumen la falta de mano de obra cualificada y por ende, el margen para completar sus plantillas, como un problema de lustros, crónico, y ante el que no queda otra que adaptarse.
Lo que está pasando con la carencia de personal cualificado o no ! Se viene cocinando a fuego lento desde hace tiempo ,no es nada nuevo desde la pandemia todo cambio, muchas personas que se dedicaban a la hostelería decidieron cambiar de oficio haceptando sueldos más bajos pero trabajando todo el año 8h5dias con findes libres ! Desde entonces mucha gente extranjera a llegado a la isla pero no tienen papeles o no saben idiomas o experiencia alguna con los oficios más demandados en las islas cocktail perfecto ! My pregunta es que haremos con toda esta gente si viene una crisi económica????si no hay trabajos ni de machaca como dicen algunos (señoritos ) y al tiempo porque hay cosas que son cíclicas!!