La central eléctrica del puerto de Maó cerró el año 2024 con el primer descenso de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en cuatro años, desde la caída forzosa de la producción derivada del desplome de la demanda provocada por la crisis económica de la covid-19. La estadística de emisiones verificadas actualizada por la Conselleria balear de Empresa, Empleo y Energía sitúa en 331.492 las toneladas de CO2 vertidas a la atmósfera a lo largo del año pasado, lo que supone un ahorro interanual de algo más de 19.000 toneladas, un 5,4 por ciento, y reduce la contaminación por este gas de efecto invernadero a niveles del año 2017, si se obvia la anomalía estadística de los años de pandemia.
La térmica de Endesa fue en 2023 la única central de producción eléctrica que siguió incrementando su nivel de emisiones a pesar de la incipiente entrada en el sistema de nuevos parques solares. El año pasado, el primero completo de la planta de Son Salomó y otras instalaciones menores, tuvo ya el efecto deseado, un significativo descenso de la producción de la central de su consumo de gasoil y, en consecuencia, la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, que equivale a la contaminación anual de unos 7.000 vehículos.
Es solamente el inicio de un proceso imparable hacia la pérdida de importancia de la central eléctrica, una de las más contaminantes del país, en la cobertura de la demanda eléctrica insular. Actuaciones en marcha como la construcción del mayor parque solar de Balears, en Maó, la instalación de baterías integradas en la red de transporte y la ampliación de la subestación eléctrica de Es Mercadal, que debe permitir al fin conectar instalaciones fotovoltaicas que llevan más de dos años terminadas y desenchufadas, como el parque Agrisolar de Es Mercadal, garantizan que en los próximos años los descensos en el nivel de emisiones de la central serán más pronunciados.
La estadística oficial de emisiones verificadas en los centros de producción del Archipiélago deja, en cambio, un dato negativo para la central mahonesa. Aunque en materia de penetración de renovables Menorca ha tomado la delantera, su central sigue ganando peso en relación en la contaminación balear por generación eléctrica, que ha caído con más fuerza. El año pasado la térmica de Endesa representó el 17,25 por ciento de todas las emisiones de CO2 vinculadas con el sector de la generación eléctrica. El porcentaje es ligeramente superior al del año 2023 y en la evolución de la serie histórica se puede observar como ha ido aumentando. En 2022 era el 14,4 por ciento y antes de la pandemia, en 2019, no llegaba al 12,5 por ciento a pesar de que la ausencia de enlace submarino llevó a la central a marcar récords históricos de la producción eléctrica y las emisiones de CO2.
Las claves
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Un descenso significativo: la demanda eléctrica se mantuvo al mismo nivel
El descenso de las emisiones de CO2 registrado en la central de Maó durante 2024 se produce cuando la demanda eléctrica apenas ha cambiado, lo que muestra el efecto que han tenido los nuevos parques solares y en especial la ampliación de Son Salomó.
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Las emisiones del total de centrales de Balears descendió más, un 6,4 %
La central de Maó ha revertido su tendencia sostenida al incremento de emisiones de CO2, pero lo hace a un ritmo, un 5,4 por ciento respecto a 2023, inferior a la del resto de puntos de generación eléctrica de Balears. El global de emisiones ha caído en el Archipiélago un 6,4 por ciento.
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Un 7,9 % de la demanda balear y un 17 % de la contaminación
La central de Maó, que no ha sido objeto de transformaciones de calado, están entre las más contaminantes. Un dato lo refleja, Menorca solo representa el 7,9 por ciento de la demanda eléctrica balear; la central de Maó supone el 17,2 por ciento de la contaminación por producción eléctrica.
Lo único que puede reducir drásticamente las emisiones de CO2 (gases causantes del cambio climático), es el decrecimiento. Si no les gusta el nombre cambielo, pero que las renovables son la solución es una idea absurda que no se sostiene por ningún lado.