En tiempo de franquicias de ropa, heladerías y yogures helados, teléfonos móviles y un amplio despliegue de accesorios, los comercios denominados históricos luchan por sobrevivir en un entorno hostil. Conservan un encanto, un aval de calidad, que algunos clientes aprecian. Alfonso Riera Alfonso (Ibiza, 1979), licenciado en Ciencias Económicas y personas implicadas en un negocio familiar, ha identificado y descrito 21 de estos establecimientos en Menorca en su libro «Comercios históricos vivos de las islas Baleares», publicado por Edicions Documenta Balear.
¿Qué se considera un comercio histórico?
—Para la elaboración de esta obra se han seleccionado los establecimientos que cumplen todas o algunas de las condiciones establecidas, a saber: ser un comercio arraigado (con un oficio o producto singular); la elaboración de dichos productos de forma artesanal; tener un legado histórico de más de 75 años; con una antigüedad de al menos tres generaciones identificadas; ubicación histórica original; disponer de elementos arquitectónicos de la época, mobiliario, herramientas, documentos, o piezas originales relacionadas con el negocio; tener una historia que contar de cierto interés general, con anécdotas, etc.; y que estén en activo en el momento de escribir este libro.
¿Cuántos se estima que hay en Menorca y cuál es su porcentaje sobre el total?
—Según los criterios establecidos anteriores, en la isla de Menorca se han seleccionado 21 comercios: diez en Maó, cuatro en Alaior, tres en Ciudadela, uno en Es Mercadal y tres en Ferreries. Se debe tener en cuenta que, a pesar de la exhaustiva búsqueda de dichos establecimientos emblemáticos en cada una de las islas de Balears por todos los medios posibles (técnicos, físicos y presenciales, recorriendo los territorios, recurriendo a informaciones previas ya existentes en los distintos medios públicos y privados, e incluso preguntando a los mismos protagonistas entrevistados), siempre existe la posibilidad de que alguno de ellos no haya sido incluido en dicha relación. En cualquier caso, es un verdadero milagro que, a día de hoy, todavía podamos haber encontrado los relacionados en este libro. De haber realizado este trabajo hace apenas 25 años, es probable que el número de ellos casi se hubiera duplicado, y es que este tipo de negocios desaparecen a un ritmo acelerado.
¿Se concentran en una tipología concreta?
—En Menorca podríamos enumerarlos por este orden de mayor a menor número de ellos: las panaderías-pastelerías son los negocios que predominan, no solo en Menorca, sino también en las demás islas. Le siguen los fabricantes de calzado, las ferreterías y metalurgia, las de confecciones, y luego hay una variedad de ellos en comestibles, joyería, droguería, bebidas, óptica, muebles, carnicería y helados...
¿Hay diferencias entre islas?
—Existen algunos rasgos comunes, como, por ejemplo, en el caso de las panaderías-pastelerías, un tipo de negocio que siempre ha tenido una importancia capital en la alimentación básica de las personas de cualquier población. Si es cierto que Mallorca y Menorca han tenido una trayectoria comercial paralela en algunos aspectos como la fabricación de calzado, las bebidas, o incluso la metalurgia, solo por citar algunas. La isla de Eivissa muestra una combinación de rasgos comerciales similares a las otras dos islas hermanas, sin embargo, destaca claramente la existencia desde antiguo de bares, restaurantes (antes llamados fondas o comidas...), y desde principios de los años 30 del siglo pasado la industria hostelera con la construcción de los primeros hoteles de cierta categoría, debido a la creciente visita de viajeros ya desde los años 20, que en los años 60 se desbordó. Mallorca es la isla que arrasa en todos los terrenos a todas las demás en cuanto a la existencia de establecimientos de todo tipo, de los cuales el autor ha conseguido incluir hasta 127 protagonistas.
¿¿Qué plus aportan los comercios históricos abiertos?
—En cuanto a lo que aportan dichos comercios, hay que explicar que la evolución de nuestra sociedad proviene del buen hacer de los antiguos oficios y comercios que nos mostraron el camino a seguir para poder llegar a lo que hoy se ha convertido todo lo que nos rodea. Visto desde la perspectiva puramente comercial, es probable que alguno de ellos no tenga una rentabilidad tan alta como los establecidos más recientemente, que trabajan con productos y mercancías de demanda más actual, pero muchos de los comercios históricos han mantenido su estilo tradicional en cuanto a la producción y venta de sus productos, aunque sin renunciar a introducir novedades y adaptarse a las nuevas circunstancias actuales. Está claro que el cambio producido en cuanto a las herramientas empleadas y modos de producción o fabricación se han modernizado para, precisamente, que la rentabilidad del negocio sea viable.
¿Qué ha propiciado su supervivencia?
—Los comercios que denominamos como históricos son mucho más que simples establecimientos que han logrado perdurar en el tiempo hasta la actualidad. Tras de cada uno de estos comercios hay una historia única y digna de escribirse de forma individual. Son negocios que, además de su evidente utilidad por estar aún «vivos», tienen un componente emocional que, en la mayoría de los casos, se ha transmitido entre familiares, parientes, o trabajadores que allí aprendieron su oficio de sus antecesores. Otro factor no menos importante es el de que estos negocios ya no arrastran los desorbitados costes de los alquileres existentes desde hace ya bastantes años, lo que les permite sobrevivir. Aún y así, son muchos los comercios que desaparecen todos los años, hecho en el que el autor incide de forma especial en esta obra para que las instituciones las protejan de su desaparición definitiva.
¿Qué futuro les espera?
—Con la desaparición de estos emblemáticos protagonistas todos los días, no solo en Balears, sino también en toda España, lo más probable es que su futuro solo sea una palabra que quedará escrita en obras como esta misma. Solamente prevalecerán los que logren aportar las innovaciones necesarias con un sello de calidad artesanal para competir en un mercado marcado por la sobreproducción y el precio, y esto solo el tiempo lo confirmará. A estos, es fundamental que las instituciones los reconozcan como Patrimonio Gastronómico, y no solo dándoles una distinción o diploma, sino con ayudas reales y promociones respaldadas por estas. ¿Acaso no se hace lo mismo cuando se descubren restos arqueológicos?
¿Cómo valora el tejido comercial en Balears y Menorca?
—La valoración que se puede hacer es similar en las cuatro islas. Más de diez mil negocios componen el 20 por ciento del tejido empresarial de Balears, de los que un pequeño número (unos 200) están considerados como históricos y en activo (los descritos en la obra). El sector comercial, en especial el detallista, es un importante generador de empleo en nuestro archipiélago, tanto en temporada alta como a lo largo de todo el año. Hay que valorar el papel del comercio tradicional y de proximidad, que contribuye a la identidad y singularidad de los centros urbanos, así como al mantenimiento del empleo local. Una medida fundamental que hoy es necesaria adoptar es la inclusión en las nuevas tecnologías y tendencias del mercado online, tanto para su supervivencia como crecimiento. La diversificación de la oferta es otra medida importante para mantener la competitividad.
"exhaustivo trabajo"?? para decir lo que es obvio y sabe todo el mundo desde hace 1 década? qué bien se debe vivir del cuento a costa de los impuestos de los demás.