Damos voz al sector náutico, que según datos de PIME, en base a la tradicional encuesta que elabora cada temporada turística, no disfruta de su mejor temporada, lo que por otra parte tampoco niegan empresas o entidades del gremio.
Y aunque el discurso es diverso –existen pareceres más críticos que otros–, en su mayor parte confluyen en una misma dirección; no es un año grandioso, pero tampoco el preámbulo de una crisis. Cuanto menos, así se percibe. De hecho, desde ciertos puntos de la Isla, fundamentalmente del puerto de Maó, refieren a que la temporada marcha bien pese a ciertos problemas, haciendo también alusión a que el crecimiento que el sector ha experimentado en los últimos años «era difícil de mantener».
El incremento del precio del amarre en determinadas zonas y las restricciones en cuanto al consumo de agua impuestas por el Ayuntamiento de Maó –que dadas las circunstancias comprenden la mayoría de empresarios– son algunos de los hándicaps que observan varias de las voces consultadas –que en muchos casos prefieren no ser citadas.
Por otra parte, especialmente ciertas firmas que trabajan el alquiler de embarcaciones de poca eslora –entre 6 y 12 metros– advierten que la pérdida de poder adquisitivo del turista nacional está teniendo también su influjo en que esta temporada 2025 presente, ya casi discurrido el primer tercio de agosto, un balance peor a la de sus precedentes.
Valoraciones
Entidades de gran recorrido y arraigo en el contexto insular como son los clubes náuticos, hablan de la temporada en términos positivos, si bien el aumento de costes propicia que se apliquen unos márgenes más pequeños, también porque por lo general se ha evitado subir precios.
En lo que atañe a los amarres, su problemática no alcanza a la que puedan sufrir empresas destinadas al alquiler de embarcaciones, puesto que en esencia operan con amarres de base o sociales; los de tránsito representan un porcentaje mucho menor (del 15 por ciento en relación a su conjunto en el caso del Club Marítimo de Mahón, por ejemplo).
«La temporada no es mala, pero tampoco mejor que la del año pasado; pero después de años de crecimiento, teníamos que llegar a este punto, aunque no se avecina ninguna crisis», indica en ese sentido el presidente del Marítimo, Basilio Ferrer.
Su homónimo en el Club Náutico Ciutadella, Juanmi Llompart, por su parte, coincide en que la temporada «está siendo buena», con el matiz, compartido desde el Marítimo, de que «hay menos gente» que en años antecedentes. En el Club Náutico Fornells aluden a una «muy buena temporada», dejando claro que se trata de una apreciación que se ciñe a su entidad, no al núcleo norteño al completo.
Y pulsadas varias empresas dedicadas en exclusiva al alquiler de barcos, sobre todo alojadas en el puerto de Maó, sus valoraciones se orientan también en esa línea: «no es un gran año, pero no nos podemos quejar». Se trabaja en agosto, pero ni el volumen de facturación ni los beneficios alcanzan la cota de años anteriores. Y existen excepciones, en el sentido de que alguna empresa sí estaría sufriendo, sobre todo por la antes citada pérdida de poder adquisitivo del turismo nacional.
Además, en algunos casos, existe cierto descontento con la gestión del puerto por parte de las autoridades, puesto que suben los impuestos, las tasas y el coste de los amarres, pero a cambio, no se detecta una mejora en las prestaciones o de ciertos servicios. «Y estamos sin agua en pleno agosto», lamentan desde una de las firmas cuestionadas.
En suma, tras años con una tendencia claramente alcista, se detiene el crecimiento del sector náutico local.
Com amant de lamar i sa navegació aquesta és una de ses millors notícies de sa setmana,