El cambio climático sigue alterando el calendario tradicional de la acuicultura en el Mediterráneo, y Menorca no es una excepción. Un año más, los productores de mejillones del puerto de Maó se han visto obligados a adelantar la venta de su producción para evitar las semanas de más calor, cuando la temperatura del agua aumenta considerablemente el riesgo de mortalidad en los moluscos.
Paco González, de Muscleres González, el principal productor del puerto, confirma que este verano se ha seguido la misma estrategia que el año pasado: «Hemos intentado acabar de vender la producción a finales de julio, como ya hicimos el año pasado, para no tomar ningún riesgo y evitar las pérdidas que hemos tenido otros agostos».
González explica que aunque finalmente no se han alcanzado temperaturas tan extremas como se temía, el arranque del verano fue preocupante, debido a las primeras olas de calor. «Durante las semanas de calor tan fuertes del inicio del verano el agua se calentó ocho grados, y nosotros ya veníamos con miedo porque en enero el agua estaba a 16 grados, cuando solía estar alrededor de 11», recuerda González. Este aumento tan tempranero hizo temer que la acumulación de calor pudiera tener graves consecuencias para los moluscos, por lo que se decidió avanzar todo lo posible la venta de la producción.
Gracias a esa previsión, la campaña ha podido completarse sin registrar mortalidad en agosto, como sí ocurrió en agosto de 2022, cuando perdieron más del cincuenta por ciento de lo que quedaba en las mejilloneras. En total, este año Muscleres González ha vendido unas cien toneladas de mejillones, con la mayoría de la producción ya comercializada antes de agosto. «Los primeros días de agosto todavía teníamos algo, porque habíamos reservado un pequeño stock para algunos clientes, pero a finales de julio prácticamente ya habíamos vendido todo el producto», señala.
El cambio climático no solo obliga a terminar antes la campaña, sino que también está alterando su inicio. Según González, «la tendencia es a adelantar la temporada, para que empiece antes y acabe antes». Este año empezaron a vender el 15 de abril, aunque en otras zonas como Italia, el mejillón ya se comercializaba desde enero.
La empresa menorquina importa las crías desde Italia y las cultiva en sus bateas en Maó, donde el ciclo de engorde comienza en enero. «Está claro que a partir de ahora parece que tendremos que acabar antes, pero a lo mejor también podemos empezar antes», reflexiona el productor, aunque admite que existe la duda de si habrá suficiente demanda en meses como marzo o principios de abril.
En otros puntos del Mediterráneo, como el delta del Ebro, la ola de calor registrada en agosto ha provocado una gran mortandad en las mejilloneras, especialmente entre las crías destinadas a la próxima cosecha. Los productores catalanes han advertido que el cambio climático podría provocar un aumento de los precios y comprometer la producción de este molusco.
HolaMercadona de rías baix es buenísimos