El zapato menorquín de mujer se sitúa al nivel de las firmas italianas, su principal mercado es Europa, casi un 60 por ciento de la facturación proviene de las exportaciones, y cualquier situación de inestabilidad es una mala noticia cuando se trata de vender fuera. Lo fue la salida de Reino Unido de la Unión Europea y también la emergencia sanitaria de la covid-19 y, en la actualidad, las guerras en Oriente Medio y entre Ucrania y Rusia han hecho descender las ventas internacionales.
La Administración Trump fijó los aranceles para el calzado español que entra en Estados Unidos en un 15 por ciento –antes se situaban entre el 8,50 y el 11–, por lo que la subida es perjudicial pero casi supone un alivio porque se llegó a hablar de un 20 por ciento.
En este suma y sigue de problemas en los mercados exteriores está la crisis en la economía más potente de la Unión Europea, Alemania, cuyo gobierno ya ha anunciado «dolorosos recortes» en prestaciones sociales, y también el duro ajuste presupuestario en Francia, otro mercado para la manufactura menorquina, que afronta una llamada general a bloquear el país este 10 de septiembre, en protesta por los recortes.
Así las cosas, el presidente de la Asociación de Fabricantes de Calzado de Menorca, Juan Carlos Fernández de Salort, asegura que «atravesamos una situación de consumo mundial muy complicada». El empresario añade que desde la pandemia también hay un cambio en los patrones de consumo, en «cómo gasta la gente el poco dinero que tiene», y esta prefiere salir o viajar a invertir en moda.
Fernández de Salort también apunta que, a medida que se reduce la clase media en las economías de la UE, «se va reduciendo la clientela, es un mal dato».
Nuevas tasas
Las empresas afrontan otro desafío con la implantación de la tasa de reciclaje a la industria de la moda, prevista por la Unión Europea, para frenar el consumo rápido de ropa y también calzado. «Está a punto de salir y eso sin duda repercutirá en el precio», advierte el presidente de la patronal de calzado. Las empresas se preparan para dar ese paso, con la dificultad añadida que supone el reciclaje de los zapatos, «tienen muchos tipos de componentes», afirma. La UE quiere atajar el problema de los residuos textiles y la tasa se destinará a ayudar a financiar la recogida y tratamiento de los mismos.
Sigan subiendo sueldos, a ver si algún dia aprenden que el éxito de los competidores chinos está en que no tienen que pagar 25 y más euros para almorzar, colección de miopes... BAJEN los costos, no se porten como politiqueros que lo embarran todo !