La prohibición de la pesca de arrastre en el Canal de Menorca ha favorecido notablemente la recuperación de hábitats marinos vulnerables y de alto valor ecológico. Así lo revela una investigación liderada por personal científico del Centre Oceanogràfic de les Illes Balears, del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), publicada en la revista «Biodiversity and Conservation».
El estudio demuestra un aumento de la superficie ocupada por fondos de rodolitos y de la extensión de los bosques del alga parda Laminaria rodriguezii, endémica del Mediterráneo.
Con la declaración de la Zona de Protección Pesquera (ZPP) en 2016, se prohibió la pesca con arte de arrastre en un área de casi 2000 kilómetros cuadrados, entre los 50 y 100 metros de profundidad. Esta medida fue el resultado de la implementación del Reglamento 1967/2006 del Consejo, de 21 de diciembre de 2006, relativo a las medidas de gestión para la explotación sostenible de los recursos pesqueros en el Mediterráneo, que prohíbe el uso de determinados artes de pesca, entre ellos el arrastre, sobre los fondos de rodolitos, un hábitat especialmente vulnerable a los impactos de esta actividad pesquera. Esta medida de gestión, ha permitido la recuperación y restauración de estos fondos, no solo dentro de la propia ZPP, sino incluso en los fondos adyacentes, en los que continúa la pesca de arrastre.
Los rodolitos, formados por el crecimiento de algas rojas calcáreas, proporcionan refugio y superficie de asentamiento a múltiples especies, por lo que estas algas son consideradas especies formadoras de hábitat. Así, estos fondos juegan un papel importante en los ecosistemas marinos al tratarse de hábitats con gran riqueza de especies y elevada productividad. Además de aportar importantes servicios ecosistémicos, como el secuestro de carbono y la conservación de la biodiversidad, los fondos de rodolitos también son hábitats esenciales para el desarrollo de los recursos pesqueros.
Este estudio se basa en datos recopilados durante doce campañas de investigación oceanográfica, entre 2009 y 2023, utilizando muestreos directos y tecnologías submarinas para la observación y grabación de imágenes del fondo marino y su flora y fauna bentónica.
Que haga falta un estudio para algo que es de cajón es lo que me preocupa.