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El curso empieza en FP con doce ciclos con 15 o más vacantes en Menorca

Todavía hay opciones para matricularse en uno de los 81 grados que se ofrecen en la Isla

MENORCA. CONSTRUCCION. A la caza de la mano de obra del futuro. La Fundación Laboral de la Construcción celebra una jornada de puertas abiertas | Foto: CAIB

| Menorca |

El curso comenzó el viernes en la Formación Profesional, pero todavía hay opciones de matricularse en uno de los 81 grados que se ofrecen en Menorca. Desde hoy y hasta avanzado el mes de octubre la Conselleria de Educación mantiene abiertas las matrículas, con distintos calendarios en función del nivel de la titulación.

Las personas interesadas en aprovechar este periodo de matrícula con las clases ya empezadas tiene a su disposición 31 ciclos en los que existen plazas vacantes, hasta un total de 314. La mayor parte de estos pupitres libres se concentran en los grados de nivel superior, con 158, más de la mitad del total.

Hasta doce ciclos tienen todavía quince o más vacantes, lo que significa que buena parte de sus plazas están todavía sin cubrir. Ocho corresponden a titulaciones de nivel superior. Estilismo y Dirección de Peluquería, del IES Cap de Llevant, cuenta con 18 plazas pendientes de asignar todavía, siendo el que presenta la cantidad más alta en este nivel.

En los grados medios se contabilizan cuatro titulaciones con quince o más plazas vacantes. Los ciclos dedicados a la jardinería y a la construcción del IES Pasqual Calbó i Caldés son los que presentan más mesas libres, con 19 cada uno.

2 comentarios

user Miquel Pons | Hace 3 meses

En vez de crear buenos mecánicos, electricistas, técnicos navales, etc. Las especialidades son, talleres de costura, confección y moda y otras inútiles.

Toni des Murta Toni des Murta | Hace 3 meses

El verdadero problema del sistema educativo no reside en el alumnado, sino en la falta de dinamismo de la propia oferta formativa. Repetir, año tras año, los mismos grados, con idénticos contenidos y estructuras, convierte la formación en un producto previsible, rutinario y poco atractivo. ¿Cómo se puede exigir motivación e interés a los estudiantes si lo que se les ofrece carece de novedad, de adaptación a los cambios sociales y de conexión con la realidad profesional actual? Es hora de señalar con claridad a quienes deben asumir la responsabilidad de este estancamiento: los centros y el profesorado. No se trata de culpabilizar, sino de exigir un compromiso real con la innovación. Los centros educativos no pueden limitarse a ser meros dispensadores de títulos repetidos; deben convertirse en espacios vivos, capaces de renovarse, de diseñar programas que respondan a las necesidades de un mundo en constante transformación. De igual forma, el profesorado debe entender que su papel no es únicamente transmitir lo que aprendió hace años, sino actualizarse, reciclarse y enriquecer su práctica docente con nuevos métodos, contenidos y enfoques. La formación continua no puede ser una opción, sino una obligación moral y profesional. Mientras la oferta formativa permanezca anclada en lo mismo, los alumnos seguirán percibiéndola como una imposición más que como una oportunidad. Y lo que es peor: la sociedad perderá la posibilidad de contar con profesionales formados de manera creativa,

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