La lista de espera para obtener una plaza en la Residencia de Gent Gran del Consell es de 204 personas, se ha reducido en 190 después de un trabajo exhaustivo de depuración de las solicitudes, para conocer la demanda real, que ha llevado a cabo el departamento de Bienestar Social. Más de la mitad de esos mayores que aguardan para entrar en el geriátrico insular, en concreto 113, (un 55,4 por ciento del total), presenta algún tipo de dependencia.
En la actualidad, según datos de la Dirección General de Atención a la Dependencia del Govern, Menorca registra 2.902 solicitantes del reconocimiento de algún tipo de dependencia que son mayores de 65 años, de ellos, casi dos mil tienen 80 años o más. Según los dictámenes emitidos en la Isla (dato actualizado en agosto de 2025), 762 personas son grandes dependientes.
El grado de dependencia para obtener una plaza en la residencia del Consell es III, y 90 puntos en el baremo establecido; esto en la práctica significa que la mayoría de los ancianos institucionalizados son grandes dependientes, necesitan apoyo constante para desarrollar sus actividades diarias debido a la pérdida de autonomía.
La consellera de Bienestar Social, Carmen Reynés, presentó ayer, junto a la directora insular de Gent Gran, Melissa Manota, y la directora de la residencia y centro de día para mayores, María Jesús Andrés, el resultado de la revisión y actualización de la lista de espera, unos datos que ofrecen «una fotografía de la demanda real» y que, aunque se esperaban cambios, admitió que les han «sorprendido», por esas 190 solicitudes menos resultantes del cribado realizado en ese registro histórico, que rondaba las 394.
«Durante años se hablaba de una lista de espera de casi 400 personas, una lista que se ha incrementado a lo largo de los años, en 2016 había unas 194 solicitudes y en 2024 unas 390, eso ha creado alarma social y una preocupación que compartimos, sabiendo la perspectiva del aumento del envejecimiento de la población menorquina y de los mayores que viven en hogares unipersonales».
La revisión en profundidad de la lista se realizó mediante llamadas, un trabajo de meses del equipo del departamento, verificando cada solicitud «persona a persona», afirmó Reynés, hablando con las familias para confirmar el interés y la necesidad de acceder a la plaza residencial, y también para comprobar los grados de dependencia de los demandantes, ya que «no todos cumplían el requisito del grado de dependencia o no lo tienen actualizado» para entrar en la residencia. En estos casos se les informó de cómo proceder para actualizar los grados.
La consellera resaltó que «esto nos permite tener un panorama más claro a la hora de gestionar y planificar los recursos actuales y los del futuro». El hecho de figurar en la lista de espera no implica que los mayores estén desatendidos, como recalcó Reynés, «muchas de esas personas ya disponen de otros recursos asignados, como el servicio de atención a domicilio, teleasistencia, comida a domicilio o incluso varios a la vez».
Aun así, la consellera matizó que los datos «son cambiantes, debemos ser cautos, pueden aumentar según las necesidades y circunstancias de las personas mayores». El cribado, afirmó Reynés, «permite orientar las políticas sociales con más precisión y priorizar los recursos hacia quien más los necesita» y añadió que «ahora sabemos cuántas personas esperan realmente y en qué condiciones, y eso nos permite actuar con justicia y responsabilidad».
Cuando llegan menas enseguida tienen plaza