2030 queda lejos pero no tanto. Con esta premisa, el conseller Simón Gornés explicó este jueves a los alcaldes de la Isla la necesidad de acometer sin demora un necesario debate sobre el tratamiento de los residuos que se generan en la Isla. El objetivo es cumplir con el máximo del 10 por ciento de material enterrado que establece la Unión Europea. La vida útil de la planta de Milà se agota y los sistemas actuales de recogida, pese a los buenos resultados del puerta a puerta, no son suficientes.
Gornés expuso a los primeros ediles de la Isla que se realizarán estudios económicos y de viabilidad de las alternativas disponibles, «sobre lo que podemos hacer». Una de ellas es la exportación de residuos a Mallorca para su incineración, «lo que genera muchos costes como el transporte», que es la que ha adoptado Eivissa. Otra es la adquisición de una incineradora, que tampoco es barata. Hay opciones más novedosas, ahora mismo en fase experimental, que podrían estar disponibles a corto plazo. El Consell las ha visitado ya, pero de momento son una incógnita que ahora se pretende desvelar. Podrían no adaptarse a lo que exige la Unión Europea.
«Hemos planteado el escenario actual a los alcaldes y explorado los distintos escenarios», comenta Simón Gornés, para tenerlos informados y procurar que la decisión sea lo más debatida posible.
Hacer una incineradora en condiciones y dejaros de jilipolleces de una puñetera vez, vais a contaminar más el suelo.