El restaurante Es Pla se levanta sobre suelo de dominio público portuario merced a una concesión administrativa que se ha ido renovando periódicamente. La última se otorgó en mayo de 2007 a Juan Fernando Garriga Roselló por un plazo de diez años y una canon anual de 43.357,78 euros más IVA, según el acuerdo del Consejo de Administración de Ports de les Illes Balears de abril de ese mismo año.
La superficie autorizada de ocupación es de 462 metros cuadrados de local y 199 de terraza y el uso autorizado es el de restaurante-bar-cafetería.
El incendio ha abierto la incógnita respecto al futuro inmediato del establecimiento, al que le restan 15 meses de vigencia de la concesión, que incluyen la temporada turística de este año. En principio, al concesionario corresponde valorar si vale la pena reconstruir el restaurante para este periodo, negociar una prórroga con el fin de rentabilizar la nueva inversión o, entre otras alternativas, negociar su cancelación prematura a la vista del cambio sustancial de las circunstancias que ha causado el incendio.
El alcalde Francesc Ametller se solidarizó ayer con las consecuencias del suceso, «es un grave incidente, nos duele a todos los vecinos, era un centro de trabajo que empleaba hasta 50 personas y un referente de Fornells, ahora estaban preparando para abrir de nuevo, ayudaba a romper la estacionalidad», manifestó en una primera reacción en la que no se atrevió a visualizar el futuro. «Se abre de momento un compás de espera, al director general de puertos y al concesionario compete ahora decidir lo que sea más conveniente y viable. Como Ayuntamiento no tenemos ningún plan concreto sobre la zona, escucharemos a los vecinos. Han de valorarse todas las opciones que se planteen, pero la primera corresponde al concesionario», agregó.
La concesión actual de Es Pla se otorgó en el último mes de mandato del Ejecutivo presidido por Jaume Matas. Siete años antes, durante el primer gobierno del Pacte de Progrés y primer mandato también de Ramon Orfila al frente del Ayuntamiento de Es Mercadal se promovió una operación de transformación de la explanada portuaria de Fornells que suponía la eliminación del restaurante, aunque finalmente no prosperó. La idea levantó bastante oposición dentro de la población, porque generaba trabajo y era garantía de salida para la captura de langostas; y fuera de ella, porque Es Pla se había convertido en un atractivo gastronómico.
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