Residentes habituales de la urbanización de Cala en Blanes, en Ciutadella, han reiterado sus quejas por las molestias que han de soportar prácticamente a diario a causa de la aglomeración de jóvenes que se reúnen para practicar el botellón al cierre de los establecimientos de bebidas, a las 2 de la madrugada.
«Esto va así desde que acabó el estado de alarma, es noche tras noche, y se hace insoportable», explicó a este diario José Anglada, trabajador nocturno de un complejo de apartamentos de la zona.
Los vecinos han reiterado sus quejas al Ayuntamiento, más allá de las llamadas que recibe periódicamente la Policía Local, pero las molestias por los ruidos no desaparecen. «Si los agentes vienen quizás se dispersan, pero en cuanto se van regresan otra vez, es espantoso». No solo eso, sino que del botellón se ha pasado en ocasiones a causar desperfectos en algún vehículo estacionado o en mobiliario urbano. «Además luego queda la basura, las latas y botellas esparcidas cada día», relata Anglada.
El concejal de Seguridad Ciudadana, Sergio Servera, conocedor de la situación y las quejas de los vecinos, ha explicado que desde que concluyó el estado de alarma los fines de semana se montan dispositivos coordinados entre Policía Local y Nacional, «y con megafonía consiguen que la gente, entre 200 y 300 jóvenes, se disuelvan». Sin embargo admite que «eso significa que en muchas ocasiones se van a otro lugar».
En cuanto a la suciedad que generan los botellones, Servera señala que «si la situación lo permite muchas veces se les ‘invita' a recoger ellos mismos lo que han generado, y si no se da aviso a la contrata de limpieza». Servera reitera que la problemática del botellón en Ciutadella y otros lugares de Menorca debe abordarse no solo a nivel municipal. Entiende que no se puede pedir a la Policía que lo solucione cuando tiene seis agentes por turno nocturno.