La vista previa celebrada la mañana de este viernes en aras a evitar la celebración del juicio al médico 'voyeur' del Hospital Mateu Orfila, acusado de grabar de forma clandestina a 94 mujeres y un hombre en vestuarios, baños y duchas del centro hospitalario, ha resultado esteril. La fiscal y los abogados de la acusación y la defensa no han alcanzado el acuerdo de conformidad en los momentos previos a la hora fijada para el inicio de la sesión, con lo que, definitivamente, el juicio ha quedado fijado para el 14 y 15 de julio.
La sección segunda de la Audiencia Provincial de Palma estaba lista para dictar sentencia en el caso de un eventual acuerdo que no se ha producido dadas las enormes diferencias entre los planteamientos de unos y otros, tanto en el tiempo de condena en prisión, como en la indemnización a las víctimas y el periodo de inhabilitación para el ejercicio médico del profesional actualmente suspendido. El galeno, de 45 años y natural de Perú, ha llegado en solitario a la Audiencia pasadas las 10 de la mañana a la espera de un acuerdo de su abogado con los letrados de la acusación que no se ha alcanzado.
La Fiscalía pide para él diez años de prisión y otros diez de inhabilitación, y multas que ascienden a 21.000 euros. Además, en concepto de indemnización a las víctimas, la cuantía supera los 195.000 euros. Con todo, en el momento de cometer los hechos, el fiscal asegura que el acusado padecía un trastorno de voyeurismo y adaptación, con síntomas de ansiedad y estado anímico deprimido.
Según el escrito del fiscal, los hechos ocurrieron entre los años 2016 y 2018. Durante ese tiempo, y con la supuesta finalidad de descubrir los secretos y vulnerar la intimidad de terceras personas, colocó dispositivos de grabación y reproducción de imagen en el interior de los vestuarios y aseos femeninos de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital.
Concretamente, el acusado empleó dos teléfonos móviles de su propiedad y los colocó estratégicamente en la parte superior de las taquillas de los vestuarios o en las papeleras de los baños.
Además, también colocó el móvil en alguna ocasión dentro de una caja de cartón y envuelto con un plástico negro, llegando a grabar sin consentimiento a 67 profesionales sanitarias, la mayoría de veces en reiteradas ocasiones.