El propietario de una casa en la calle Sant Josep, de Es Castell, se llevó una desagradable sorpresa el pasado martes cuando intentó abrir la puerta y advirtió que le habían cambiado la cerradura.
Se trata de una segunda residencia que no habita y en la que debe acometer una reforma en breve. Dispone de alarma pero había saltado el diferencial y él era consciente de que tenía que acudir a repararlo para recuperar el suministro y la efectividad de la alarma.
En el interior de la vivienda que carece de agua y luz se habían instalado dos hombres y una mujer a los que el propietario solicitó explicaciones por haber entrado y cambiado la cerradura. La respuesta, habitual en estos casos, fue que se la habían alquilado a una tercera persona, aunque no llegaron a mostrarle ningún contrato.
El propietario, que trabaja y reside en la Isla, dio aviso a la Policía Local y a la Guardia Civil que se presentaron poco después. Finalmente, tras valorar la situación y dada la dificultad que encierra el trámite para sacarlos de su casa por la vía legal, decidió no interponer la denuncia. A través de amigos comunes ha negociado con los okupas para que en los próximos días abandonen la casa.
Además, les ha hecho firmar un documento conforme le eximen de cualquier responsabilidad en el caso de que sufrieran algún percance en el interior de la casa dada su antigüedad y el estado en el que se encuentra.