La chica le provocó, él le siguió el juego y acabaron manteniendo un encuentro sexual en su coche, al otro lado del puerto de Maó, sin que él advirtiera en ningún momento que ella se hallara mareada o ebria. Esa fue, en síntesis, la declaración del joven menorquín que fue juzgado este martes en la Audiencia Provincial, por un delito de abuso sexual, presuntamente cometido el 17 de abril de 2020.
La declaración de la víctima no aportó excesivos datos. Dijo que no recordaba nada, sólo que habían quedado aquel día con unas amigas a las que encontraron hablando con un grupo de chicos, y que uno de ellos la invitó a un par de chupitos. Su siguiente recuerdo de aquella noche son unas luces al otro lado del puerto, estando ella sentada en un coche, sin reconocer a ninguna persona, ni haber mantenido relaciones. El informe médico, no obstante, observó lesiones compatibles con penetración incompleta y erosiones en la rodilla. Después rememoró que se encontró con una amiga y que solo llevaba una sudadera y los botines sin saber qué había pasado, ni por qué iba así vestida.
Uno de los datos que aportó la acusación a cargo de la abogada Carmen Pecharromán, fue que el análisis que se practicó a la joven a las 4 de la mañana todavía revelaba 0,93 miligramos de alcohol en sangre, cuando el encuentro había finalizado sobre la 1. Trataba de sostener que el inculpado se aprovechó de su estado para agredirla sexualmente, según tipifica la acusación.
El acusado, de 28 años, declaró que fue la joven quien se sentó a su lado en el bar al que acudieron los dos grupos en el puerto y que ella le puso la mano en la pierna, «yo le seguí el juego cuando ella insistió en que se fueran de allí». Ya en el coche aseguró que ella tomó la iniciativa y le empezó a besar, por lo que la condujo a un lugar apartado al otro lado del puerto, donde mantuvieron relaciones sin consumarlas.
El joven insistió en que la chica en todo momento estuvo «consciente y bien». Cuando acabaron, él le dijo que se quería ir, porque no se encontraba bien y ofreció llevarla a casa, «pero ella se enfadó y salió desnuda del coche», por lo que le ofreció una sudadera hasta que volvió a entrar en el vehículo. «Me dijo que no la dejara en su casa, sino en la zona de los bares. No llevaba ropa interior y yo me quedé en shock, cogí su ropa la dejé allí [en la acera] y me fui».
El apunte
Las amigas aseguran que ella llegó a caerse de la silla por el estado en que estaba
Durante el juicio celebrado este martes llegaron a declarar cinco amigas de la joven presunta víctima y cuatro amigos del acusado, que coincidieron aquella tarde-noche en varios bares del centro y del puerto de Maó.
Unas explicaron que la chica sí estaba afectada por el consumo del alcohol ya que incluso, en un momento dado, llegó a caerse de una silla.
Los amigos de él dijeron que no la vieron en mal estado en ningún momento, ni tampoco que ella se le insinuara.
El Fiscal solicita una condena de seis años de prisión para el joven por un delito de abuso sexual e indemnización de 15.000 euros a la víctima, mientras que la acusación eleva la petición a 7 años por agresión sexual e indemnización de 20.000 euros al entender que ella no estaba en condiciones de dar su consentimiento.