Uno de los delincuentes más activos de Ciutadella, que se encuentra en prisión desde hace poco más de un año, deberá cumplir cuatro años más de reclusión por dos delitos de robo con fuerza, un hurto de vehículo y otra tentativa de robo. El hombre, de 46 años de edad, de nacionalidad española, entró en una espiral de delincuencia entre los meses de noviembre y diciembre de 2022 en los que fue detenido en varias ocasiones, hasta que el juez ordenó su ingresó en prisión provisonal.
La pasada semana, el magistrado-juez del Penal dictó la sentencia por el último juicio al que se había sometido semanas atrás por aquella escalada de robos. El primero fue el 26 de noviembre tras haberse apoderado de las llaves de una casa en el Cap d'Artrutx, en la que había pernoctado durante unos días gracias a la generosidad de su dueña. Se llevó una televisión de 55 pulgadas, relojes, joyas y un móvil, todo ello valorado en 13.000 euros. Cinco días después trató de robar en el Club Danzas, en Cala en Blanes, tras violentar la puerta de acceso con una pata de cabra, cuya reparación costó 492 euros.
El 7 de diciembre robó las llaves de un vehículo de la empresa Urbaser, donde había trabajado un día, y se hizo con una furgoneta Renault Master, que utilizó durante un día hasta que la estacionó en la Avinguda Palma de Mallorca con varios desperfectos, valorados en 1.827 euros, con el cambio de llave incluido. Su propósito al llegar hasta allí era robar en la Fundació de Discapacitats. Llegó a arrancar la persiana del local pero tuvo que huir ante la llegada de la Policía Local. La furgoneta apareció una semana después en el Camí de Ses Quarterades.
El 18 de diciembre robó en la sede de Grúas Quintana, en el Camí Vell, tras romper un cristal. Se llevó un sable cortador para abrir la caja fuerte y los 1.800 euros de su interior, más otros 300 en la oficina. Los daños alcanzaron los 1.822 euros más el coste de la máquina, 977 euros.
El delincuente vendió parte de la mercancía robada en establecimientos de compra-venta de Ciutadella y entregó otros a un conocido para que este los vendiera. El hombre, de 30 años, también español, no se presentó al juicio por el delito de receptación pero fue igualmente condenado a siete meses de prisión.