Dos años de prisión, que han quedado suspendidos si no delinque en el mismo periodo, y pago de 259 euros es la condena recaída en un hombre español por agredir a otro en la tarde del 22 de enero de 2024, en el parking de la calle Sant Sebastià, de Maó.
Ambos habían tenido una discusión de tráfico minutos antes en una rotonda y coincidieron en el aparcamiento. El agresor sacó una llave inglesa de su furgoneta con la que golpeó en el rostro del otro conductor al que le rompió las gafas.
Sería urgente abolir de una vez esta historieta judicial progre buenista, que implica que si la pena de cárcel es de dos años o inferior, el condenado no llega a ingresar en prisión ni un solo día. Esto es premiar al criminal y minimizar sus actos delictivos. Así va España.