Todavía no han llegado, pero no tardarán en hacerlo. Las bandadas formadas por miles de estorninos que migran a la Isla al finalizar la temporada estival inquietan a los propietarios de la urbanización de Sant Tomàs, Es Migjorn, donde, el año pasado, su presencia no pasó desapercibida.
Aunque sus desplazamientos en grandes grupos y mediante movimientos «acrobáticos» puedan tener cierto encanto, la realidad es que pueden ocasionar molestias si deciden pernoctar en núcleos habitados.
Durante los meses de otoño e invierno del año anterior decidieron instalarse en la urbanización de Sant Tomàs, perjudicando, con sus excrementos, una gran mayoría de fachadas, paredes y aceras de la citada urbanización. «Insalubridad absoluta», así definen en una instancia al Ayuntamiento, firmada por más de sesenta propietarios, la situación originada por la presencia de estorninos que empezó el pasado mes de octubre. «Cuantiosos excrementos acumulados, mal olor, manchas por todas partes, árboles caídos... Era espectacular», explica uno de los vecinos, Antonio Moll. Por su parte, el coordinador insular del GOB, Cristòfol Mascaró, corrobora que se trata de animales que crean grandes molestias ya que son muy ruidosos y, además, originan una gran cantidad de suciedad.
Con tal de evitar el perjuicio que causan en los viales y zonas públicas de la urbanización, los propietarios solicitan al Ayuntamiento que se tomen medidas técnicas y se realicen las actuaciones necesarias para dar una solución definitiva a esta problemática. «Hay que evitar que se acostumbren a venir cada año», apunta Moll.
En este sentido, Mascaró asegura que estas aves son imprevisibles y que es difícil saber cómo actuarán. Aunque, si el año anterior se encontraron a gusto en esta zona, podrían volver a la misma. «O no, y se habría acabado el problema», añade, recordando que otra veces pernoctan en el Cap de Son Bou, donde no molestan a nadie.
Medidas aplicables
Según explica Mascaró, estos pájaros encuentran una mejor temperatura en núcleos habitados, donde tampoco tienen enemigos. Por ello, no es de extrañar su presencia en estas zonas más urbanas.
Por su parte, recomienda crear repetidamente molestias a los estorninos cuando llega la hora de dormir. «Se puede hacer a través de grabaciones y tracas o también, puede hacerse mediante el vuelo de rapaces, como por ejemplo, de águilas adiestradas, sobre los dormideros donde se establecen», explica. En definitiva, se trata de incordiarlos durante varias noches, hasta que decidan pernoctar en otro lado.